SIN HONOR
LA RAZÓN DIGITAL. Viernes, 11 de junio de 2004. Número 1708
Retirada de Iraq: las tropas españolas fueron
despedidas con banderas blancas, huevos y cacareos
Tropas
aliadas se mofaron de las españolas en su retirada
Portugueses y polacos se burlaron de la
Legión camino de Kuwait
La enseña nacional fue quitada de la puerta de Base España ocho
días antes de empezar el repliegue
El cuartel español sufrió constantes cortes de luz y agua
cuando comenzó la retirada
Miembros del
contingente de repliegue (URCE) reconocieron a LA RAZÓN que,
«aunque cumplíamos órdenes, abandonamos la misión llorando,
con la sensación de irnos con el rabo entre las piernas»
Los
soldados norteamericanos que entraron en Diwaniya, reservistas y
miembros del Segundo Regimiento Acorazado de Caballería,
mostraron una actitud respetuosa con sus colegas españoles,
aunque en Kuwait algunos soldados de EE UU repitieron las mofas.
Los militares españoles que se encargaron del repliegue se limitaban a cumplir órdenes, y de verdad que las cumplieron, con celeridad y profesionalidad. Pero su retirada de Iraq no fue entendida ni bien vista por los contingentes de otros países, que, mientras los españoles abandonaban Diwaniya camino a Kuwait, les insultaron y se burlaron de ellos. Según ha podido saber LA RAZÓN, efectivos de los contingentes polaco y portugués «despidieron» a las tropas españolas enseñándoles banderas blancas en señal de burla, cacareando a los legionarios y lanzándoles huevos. La tropa española se retiró «llorando», según algunos de sus miembros, y también tuvo que soportar ocasionales burlas de soldados sudamericanos.
Diego Mazón
Madrid- El repliegue de las tropas
españolas de Iraq ha estado siempre rodeado de un mutismo y un
hermetismo que hacía difícil saber cómo y en qué condiciones
se estaba produciendo, cuáles eran las sensaciones de los
soldados, o cómo fue recibida la retirada por parte de los otros
países presentes allí. Pues no todo fue un camino de rosas,
según ha podido saber LA RAZÓN de militares que participaron en
aquel repliegue, aunque por raciones obvias se mantiene en el
anonimato su nombre y su graduación.
Con la salida de los últimos efectivos del
Contingente de Apoyo al Repliegue de Diwaniya se cerraba una
retirada prometida una y mil veces durante la campaña electoral
por el entonces candidato socialista. Pero el camino a Kuwait del
último contingente iba a resultar, cuando menos, denigrante para
algunos de los integrantes del contingente español. Muchos de
los miembros de la coalición no entendieron la salida de las
tropas españolas, y tampoco que éstas cumplían órdenes de su
Gobierno, por lo que la tomaron con los soldados. Antes de que
llegaran a la frontera kuwaití, las tropas españolas fueron
insultadas y vilipendiadas por soldados portugueses, polacos, y
algunos sudamericanos, que les mostraban banderas blancas, les
cacareaban a su paso e incluso les llegaron a tirar huevos de
gallina, según han confirmado a este periódico fuentes
militares. Miembros del contingente de tropas sudamericanas
también les mostraban el dedo medio y les insultaban, aunque sus
burlas fueron menos frecuentes que las de polacos y portugueses.
Llorando
Después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez
Zapatero, ordenase, nada más alcanzar la presidencia, la
retirada de las tropas de Iraq, los militares españoles se
pusieron manos a la obra para cumplir la orden. Y en menos tiempo
de lo esperado, las tropas abandonaban el campamento de Diwaniya,
«llorando, con la sensación de irnos con el rabo entre
las piernas». Se limitaban a cumplir órdenes.
Dada la orden, y ocho días antes de que
comenzara el repliegue propiamente dicho, la bandera española
desapareció de la puerta de Base España, para sorpresa de las
tropas. Otro mástil fue instalado en las dependencias interiores
del acuartelamiento, para poder cumplir con el arriado diario de
la enseña nacional.
Una vez comenzada la retirada, un grupo de
americanos comenzó a tomar posiciones en la antigua base
española, deparando una nueva sorpresa al contingente. En vez de
una agrupación de marines, entraron en la base trescientos
reservistas norteamericanos, que rondaban los cincuenta años,
pertenecientes a una unidad de transmisiones, vestidos con
camisetas deportivas y pantalones cortos. Días después de la
entrada de los reservistas comenzaron a llegar miembros de una
unidad del segundo regimiento acorazado de caballería americana,
en su mayoría hispanos, para tomar posiciones dentro de la base.
Aunque las citadas fuentes señalan que la
despedida de los norteamericanos fue correcta, otras fuentes
indican que algunos soldados del Ejército estadounidense
reprodujeron las burlas a los españoles en el puerto de Kuwait,
cuando el contingente encargado del repliegue se preparaba para
partir hacia España.
Cortes de luz
A partir del día dieciocho de mayo, ya en plena
operación de repliegue, la base española comenzó a sufrir
cortes de luz, de teléfono y de agua, aunque estos últimos no
supusieron un problema, dado que el contingente español tenía
almacenada suficiente agua. Estos cortes, cuya autoría se
desconoce, se mantuvieron durante todo el tiempo que duró el
repliegue.
Las fuentes consultadas por este diario
señalaron asimismo que la relación de los españoles con los
iraquíes era buena, y que nunca hubo problemas con los oriundos,
que incluso hacían servicios dentro de la base, aunque éstos
fueran, en ocasiones, menos efectivos de lo esperado. Por ejemplo,
un iraquí acudía cada cuatro o cinco días a limpiar las
letrinas de Base España, intervalo demasiado amplio para
mantener la higiene adecuada, y otro se hizo cargo del
supermercado norteamericano cuando estos asumieron el mando de la
base anteriormente ocupada por las tropas españolas.
Policías
iraquíes protagonizaron el último ataque
El 20 de mayo, un grupo de vehículos
blindados españoles regresaba de realizar una escolta a un
convoy que trasladaba material desde la base de Diwaniya. Pocos
kilómetros antes de llegar al acuartelamiento, en la localidad
de Al Hamza, un grupo de insurgentes iraquíes atacó al grupo de
vehículos, hiriendo al sargento primero de la Legión Francisco
Javier Cubero Mellado, que fue dado de alta a las pocas horas. El
grupo de soldados españoles respondió al ataque, causando la
muerte de uno de los rebeldes y capturando a otro. Ambos, el
cadáver y el detenido, fueron trasladados a Base España. Una
vez allí fueron despojados de su chilaba, descubriendo bajo esta
tradicional prenda el uniforme de la policía iraquí, instruida
y armada por las tropas de la coalición.
Según las fuentes militares consultadas por
este periódico, en Base España comenzó a practicársele la
autopsia al iraquí muerto por los disparos defensivos, y se
inició un interrogatorio al arrestado, previo paso para
entregárselo a las autoridades iraquíes. Pero antes de que los
miembros del contingente español pudiesen acabar las respectivas
tareas, un grupo de fuerzas norteamericanas llegaron a la base y
se llevaron el cadáver y al detenido para continuar con el
proceso empezado por los españoles, sin mediar mayores
explicaciones.
Además, estas fuentes explicaron que la muerte
del insurgente iraquí, al que se le relacionaba con las milicias
del líder chií Muqtada Al Sadr, se produjo a consecuencia de
los disparos de uno de los vehículos blindados y no de ninguno
de los soldados, como se apuntó en un principio.
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Editorial.
Salida triste
de Iraq
LA RAZÓN DIGITAL.
Viernes 11 de junio de 2004
La salida de nuestras tropas de Iraq no
tuvo el brillo y la alegría que, en su retorno a España, se
reflejaba en las ceremonias de recepción organizadas por el
Gobierno. Nuestros profesionales de las Fuerzas Armadas supieron
cumplir con su deber, e incluso en los últimos días y cuando ya
la orden de retirada se había dado por parte del presidente
Rodríguez Zapatero, su trabajo sólo puede calificarse de
excelente. El principal cometido a partir de entonces, que no
pudo ser otro que el de evitar bajas y efectuar una salida en
términos de rapidez y efectividad, se cumplió a rajatabla y con
el inconveniente de sufrir dos emboscadas por la guerrilla de las
que salieron victoriosos y con bajas mortales en las filas del
enemigo. Su actitud no podía haber sido diferente puesto que los
militares españoles cumplieron con las órdenes del poder civil
al viajar a Iraq, y lo mismo hicieron cuando, tras el cambio de
Gobierno, se les mandó regresar.
Si ya resulta difícil de entender en términos
políticos ¬otra cosa es hablar en puro lenguaje electoralista¬
la repentina decisión adoptada por José Luis Rodríguez
Zapatero de adelantar la orden de retirada, sin esperar a la
fecha por él mismo fijada y ratificada ante el Pleno del
Congreso de los Diputados en su investidura, mucho más
incomprensible lo fue para los militares de las naciones aliadas
destinados en Iraq. Ya hemos podido advertir en el ámbito
internacional algunos efectos claramente atribuibles a la
decisión del Gobierno socialista, pero los primeros en notar sus
consecuencias fueron nuestros soldados. Fueron ellos quienes, en
su viaje de vuelta, tuvieron que soportar insultos y
humillaciones sólo por cumplir las órdenes de su Ejecutivo. LA
RAZÓN revela hoy que militares aliados despidieron a los
nuestros con irónico flamear de banderas blancas, insultos,
gestos obscenos, lanzamiento de huevos y otras acusaciones de
cobardía realizadas por grupos de soldados polacos, portugueses
y de algunos países iberoamericanos.
La situación no debió de ser cómoda para los
profesionales españoles, algunos de los cuales no pudieron
contener las lágrimas por la humillación. Un mal momento en el
que los que insultaban no quisieron recordar el buen trabajo
realizado, o el valor y la eficacia demostrada en los
enfrentamientos armados registrados durante las semanas
anteriores.
Los militares ni pueden ni deben tomar parte,
ni discutir decisiones políticas, y limitarse a obedecer. Pero a
buen seguro, el mal sabor de boca de aquellos soldados que
lloraron de rabia no llegó a disiparse del todo ni con la
brillante recepción con banda, música y condecoraciones a su
llegada a España, ni con el color de las banderas del PSOE
ondeando en las tribunas.
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Militares de la OTAN en Bruselas también se burlaron de la retirada española de Iraq
LA RAZÓN
DIGITAL. Sábado, 12 de junio de 2004. Número 1709
Redacción
Madrid- En las reuniones militares de la
OTAN, en Bruselas, ya se ha producido algún que otro altercado
contra los militares españoles cuando colegas británicos y
norteamericanos les saludan o despiden moviendo ambos brazos, en
una escenificación no especialmente afortunada de las gallinas,
según la información publicada por el periódico electrónico
«Hispanidad.com» [http://www.hispanidad.tv/].
El diario digital señala además que estos
gestos fueron los mismos con que se despidió a los soldados
españoles que abandonaron su tarea en Iraq por orden del nuevo
Gobierno de Zapatero.
Estos datos aportados por Hispanidad no hace
sino refrendar la información publicada ayer por LA RAZÓN donde
se constataba que la retirada de Iraq de las tropas españolas no
fue entendida ni bien vista por los contingentes de otros países,
que, mientras los españoles abandonaban Diwaniya camino a Kuwait,
les insultaron y se burlaron de ellos. Y es que el repliegue de
las tropas españolas de Iraq ha estado siempre rodeado de un
mutismo y un hermetismo que hacía difícil saber cómo y en qué
condiciones se estaba produciendo, cuáles eran las sensaciones
de los soldados, o cómo fue recibida la retirada por parte de
los otros países presentes allí.
Las informaciones recogidas por LA RAZÓN
unidas a las que recoge el diario Hispanidad no hacen sino
corroborar la idea de que la retirada de las tropas españolas de
Iraq, si bien se hizo con celeridad y profesionalidad, no estuvo
exenta de dificultades para los propios militares que «tuvieron
que sufrir los insultos y las burlas de las tropas aliadas que se
convirtieron en su relevo», según las fuentes consultadas.
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El
Egipcio lo aclara todo
Luis María ANSON de
la Real Academia Española
LA RAZÓN DIGITAL.
Domingo, 13 de junio de 2004. Número 1710
No hubo relación
de causa-efecto entre la guerra contra Sadam y el 11-M. Rabei
Osman El Sayed, El Egipcio, llevaba desde el año 2002 preparando
la matanza. La escandalosa manipulación del PSOE,
favorecida por la incapacidad invertebrada del PP para reaccionar,
ha quedado al descubierto ante la opinión pública a pesar de
las veladuras de los medios oficiales, como anticipé en la
canela del pasado jueves, que tanto ha mortificado a algunos.
Para mayor abundamiento: El Egipcio preparaba
un atentado, similar a la salvajada del 11-M, en el Metro de
París. Francia ha sido el adalid europeo frente a la
intervención americana en Iraq. Pero el terrorismo internacional,
a pesar de los cacareos franceses, proyectaba ensangrentar el
corazón de París.
Zapatero, en fin, ha hecho algo más que el
ridículo. Ha ofendido la dignidad de España con la precipitada
y cobarde retirada de nuestras tropas, cuando en
Iraq trabajaban por la reconstrucción soldados de treinta y tres
países. Ha apoyado después la última resolución de la ONU a
favor de que nuevas naciones envíen efectivos militares a Iraq.
Y no ha sido capaz de reconocer que la escandalosa campaña
intoxicadora del 11 al 14 de marzo pasado, bajo la
consigna «represalia contra Aznar por la participación
española en la guerra de Iraq», era una falacia electorera,
como ha demostrado la detención de El Egipcio. «Este cabroncete,
se habrá dicho Zapatero, nos ha dejado con el rabel al aire».
Eso sí, asentado en el Gobierno sobre los votos
manipulados de los españoles.