La Sala de la Prehistoria del Museo de Navarra abarca del 300.000 a.C. al 400 d.C. y expone el Mapa de Abauntz
DN ION STEGMEIER . PAMPLONA Miércoles, 9 de marzo de 2011
El Museo de Navarra ha sacado lustre a la sala de los primeros. Allí están los primeros restos animales hallados en la comunidad, el primer muerto enterrado del que se tiene constancia, el primer mapa, el primer signo de violencia. El principio de todo.
Ayer se reinauguró la Sala de la Prehistoria, que es como se llama, después de suprimir las barreras arquitectónicas que presentaba y de cambiar y ampliar la colección. Está en la planta -1 del museo, como si fuera las raíces de todo lo que vino después y que se exhibe encima. "Tiene muchísima más información y más piezas de interés, es más didáctico", resumió ayer el consejero de Cultura y Turismo del Gobierno de Navarra, Juan Ramón Corpas.
Se han añadido 569 nuevas piezas, una renovación del 76%, de modo que en total se pueden ver 749 objetos extraídos de 60 localizaciones. Abarca desde el 300.000 a.C. al 400 d.C. Y todo, a la espera de nuevos hallazgos. "El pasado siempre está abierto a nuevos descubrimientos", señala el arqueólogo del Servicio de Patrimonio Histórico Jesús Sesma Sesma, comisario de la sala junto a su colega Jesús García Gazólaz.
El recinto se ha enriquecido notablemente con la parte del Neolítico (4.500 - 2.500 a.C.) "Apenas sabíamos nada hace diez años", reconoce Sesma. No es lo más antiguo. Lo primero, en la sala de los primeros, son unos cantos tallados , del 300.000 a.C. provenientes de Cordovilla. Luego, los restos animales, pero no de los que hoy se llevan con correa por la calle. La zona del Paleolítico (300.000 - 8.500 a. C.) alberga molares de bisonte, de rinoceronte, caninos de hipopótamo, restos de pantera, una garra de hiena... la mayoría hallados en Olazti-Olazagutía. Era otro clima.
El primer resto humano es un diente molar de 24.000 años de antigüedad hallado en la cueva de Alkerdi (Urdax). Y el primer muerto enterrado del que se tiene constancia en lo que hoy es Navarra era una muerta. Falleció a los 30 años, en el 4.600 antes de Cristo, en Aizpea.
En el Neolítico se producen importantes cambios. Aparecen las cabañas, los enterramientos con su ajuar, los primeros animales domesticados (se hacen enterramientos de perros). Y la violencia. Hay un cráneo, por ejemplo, al que un golpe le arrancó un trozo de calota. "Pero sobrevivió", cuenta García Gazólaz. "Hay signos de regeneración, aunque seguramente quedaría paralítico".
Se ven puntas de flechas impactadas en restos óseos humanos, como en el seno maxilar o en la cabeza del fémur, encontrados en Longar (Viana) "Posiblemente no murieron por la flecha, sino por la infección", apunta García Gazólaz.
La muerte está muy presente en la exposición. Hay un ajuar funerario compuesto por un cuenco, un hacha pulimentada, una espátula, tibias de ovicáprido y candiles de asta de ciervo, de Los Cascajos (Los Arcos). Allí se encontró la Necrópolis más antigua a nivel peninsular, con 37 inhumaciones. "Es algo excepcional porque son muy raras, se conocen inhumaciones sueltas, pero conformando una necrópolis muy pocas", apunta el arqueólogo.
Mapa de Abauntz
Una de las joyas de la corona es el llamado Mapa de Abauntz. una piedra del tamaño de un puño llena de grabados. A su lado, se muestra una reproducción en escala 2,75:1, coloreada y con las grietas más profundas para que la puedan tocar los invidentes. Se escaneó en 3D la pieza original y se seleccionaron los grabados que se querían enseñar. Es una representación cartográfica del entorno de la cueva, que hoy sigue ahí: la garganta entre la cueva y el monte San Gregorio, el arroyo Zaldazain, el desfiladero... "Probablemente su autor se sentó en frente y lo grabó", apunta García Gazólaz. Pero es que, además, grabó dos rebaños a ambos lados del arroyo. Y, en un intento de perspectiva, aparece una reproducción de animales esquemáticamente. Además, se puede ver a una cabra que está volviendo la cabeza, dos ciervos y un tercero más bramando. ¿Es el primer mapa? "Los grabados en la piedra son los que son, probablemente es la interpretación más acertada, pero es una hipótesis", aclara García Gazólaz. No es la única representación del paisaje del Paleolítico, pero sí la única con animales y de ese tipo.
Y así se va haciendo todo un poco más complejo según avanza el visitante, y aparecen personajes de la época, fíbulas. broches. Hasta llegar a los momentos anteriores a la historia. Ahí todavía queda una última sorpresa: las Téseras de la Ciudad de La Custodia (Viana). Son unas figuritas dobles, zoomorfas o geométricas, que se acoplan y se separan perfectamente. Eran pactos de hospitalidad entre dos colectivos; una parte, se llevaba una de las piezas, y la otra, su complementaria.