... ...Hispanidad Futura. .......CRISTIANDAD FUTURA
Gracias otra vez a María Visión
30 julio 2010 Jesús García ReL
El pasado miércoles escribí
un post sobre María Visión que, una vez releído, me doy cuenta
de que no estuve nada elegante. Pido perdón a quien pudiese
ofender. De verdad, creo que mi intención fue más desahogarme
de un malestar que aportar algo. Pero claro, este no es el sitio
que procede. Lo siento.
Emilio Burillo procede de una gran familia mexicana dedicada a
las comunicaciones y, más en concreto, a los grandes grupos de
Comunicación.
Su tío, el Tigre Azcárraga, controló el
mayor grupo de medios de comunicación en habla hispana del
mundo, que hoy, casi cuarenta años después de su muerte,
controlan sus hijos y/o nietos, primos de Emilio Burillo. Hablo
de Televisa.
En la actualidad, Televisa tiene pactos multimillonarios con
Univisión, La Sexta, EMI, Nextel, Volaris, Cartoon Network...
Posee editoriales y no hay lugar donde se hable castellano en el
mundo en el que no haya un poste de radio emitiendo alguna de sus
señales.
Este entramado familiar, un auténtico imperio, no ha crecido por
casualidad. Las formas y maneras no me las sé, ni viene a
cuento, pero a buen seguro que entre ellas hubo trabajo, mucho
trabajo, y saber hacer. Visión de futuro y mano izquierda y
derecha.
Burillo formó parte del empresariado familiar desde joven. Mamó televisión desde el otro lado de la pantalla, desde donde se crea. Y no hablo solo de los platós. Hablo de los despachos y los salones familiares. Entiende perfectamente lo que es un share, una audiencia, una estrategia de mercado, una limpieza de imagen, un apuesta de futuro, una competencia, una evolución, todo eso en el mundo de la televisión, porque son los fogones entre los que ha crecido.
En septiembre de 1985, un terremoto de mas de 8 grados en la escala Richter dobló el DF hasta casi partirlo en dos mitades. Murieron ese día unas diez mil personas en la capital. Más de ochenta de ellas eran empleados directos de Emilio Burillo, personas con las que el joven empresario trabajaba y trataba. De la noche a la mañana, ya no estaban, se fueron, y eso sacudió profundamente el corazón de Emilio Burillo. Le hizo pensar, tal vez por primera vez en su vida, que había algo más que trabajar y crecer, que hacer dinero y cosechar éxito. Que Televisa no lo era todo en la vida.
Uno siete años después, Bosnia y Herzegovina se despezaba a morterazo limpio. Serbios, bosnios y croatas del mismo país se mataban puerta a puerta. Vecinos de toda la vida, cuñados, sobrinos y nietos se mataban a bocajarro ante la atónita mirada de Occidente, que no sabía hacer nada a parte de celebrar unas Olimpiadas.
Emilio Burillo fue a Bosnia, no sé con qué cometido, pero cometió un error que no estaba en su guión, y fue visitar Medjugorje. La experiencia bosnia de Burillo, entre la guerra fraticida y el genocidio, y ese pueblo donde las bombas no caían, le dio la vuelta como a un calcetín a este hombre de negocios, recio, fuerte, emprendedor. Sobrino de un tío conocido como El Tigre.
Emilio Burillo se convirtió. Ser rindió al amor más grande en medio del odio más funesto y tremebundo. El Amor de Dios Padre y el de su Hijo, Jescucristo.
Al volver a casa, nada podía ser igual. O al menos, no el contenido. Él, lo que sabía hacer, era televisión, pero se había convertido. Así que decidió que el contendor seguiría igual, y lo llenó de su nuevo contenido. Nació María Visión, una televisión católica, de contenido espiritual y familiar, que es vista por más de cuarenta millones de telespectadores en Latinoamérica, que es rentable, que crece, que va a más, sin ingresar ni un céntimo por conceptos de publicidad.
Ese milagro es de Dios, y su instrumento, nombre y apellido: Emilio Burillo.
Durante unos pocos meses hemos podido disfrutar en España de ese milagro en nuestras casas. En medio de la basura televisiva, Burillo vino a poner a disposición de los católicos españoles su dinero y sus conocimientos, basados en una experiencia, no en un libro o en una teoría.
Alguien, aún no ha quedado nada claro quien, ha decidido que se acabó.
Yo le doy las gracias a Emilio Burillo, porque
durante unos meses, me he dado el gustazo de llegar a casa y
encontrarme entre la basura un pastel que llevarme a la boca. Una
oración del rosario, un tertulia sobre la vida, un spot del
Camino de Santiago, un testimonio de un converso, una familia
rezando a la Divina Misericordia
Eso, en el panorama
televisivo español, se llama milagro. Encima con ese nombre que
siento tan mío, tan y tan mío: María.
Deseo a la nueva etapa de Popular TV lo mejor, que salga a flote, que se recupere y cubra un espectro que sigue vacío. Tal vez, la impresión de todo así tan de golpe fue demasiado para nosotros. Pero no anda muy lejos el camino que marcó Burillo. La audiencia entre un modelo y otro así lo demuestra.
Por estos meses, y pidiendo perdón por mi post anterior, gracias María Visión.
-----------------------------
Gracias a María Visión
28 julio 2010, miércoles, Jesús García ReL
Mañana salimos hacia Medjugorje de nuevo. Dos autobuses, más de cien personas, quince días de los que la mitad dormiremos en campings y tiendas de campaña.
El Festival de Medjugorje, los jóvenes, oración a machete. La verdad es que apetece. Cuando te conviertes siendo un poco mayor, la rutina diaria te sirve para mantenerte. Oración, confesión, misa siempre están ahí y te mantienen el tono, incluso si pasas una temporada de bajón y no lo frecuentas. Pero sabes que están ahí.
Yo me encontré con Cristo después de haber vivido con el Demonio, y de vez en cuando el cuerpo me pide guerra. Y allá vamos.
De todos modos, estoy en capilla y me voy un poco triste, con un desánimo. Estamos un poquito peor, pudiendo estar un poquito mejor.
La verdad es que yo siempre fui católico. Fui a un cole del Opus Dei, hice la Comunión y me confirmé. Me aprendí todos los Mandamientos, los Sacramentos y las obras de Misericordia, pero la verdad, todo eso me sirvió de nada. Mandé todo al carajo y tuve después, más que un encuentro, un encontronazo con Cristo, moribundo y jadeante, en la cruz, para luego tenerlo con el Padre en la luz.
Desde hace cinco años que me intereso por mi alma, creo ver que en la Iglesia hay dos tipos de personas. Conviven miles de carismas y millones de almas, cada una de nosotras muy particular. La Iglesia no está formada por personas buenas y malas, o mejores o peores. Solo Dios sabe lo que hay en el corazón de cada hombre. Lo que sí veo es que en la Iglesia hay gente que ha conocido a Cristo en persona, y gente que le conoce porque le han hablado de Él. Y no es lo mismo conocer a alguien que haber oído hablar de Él.
El encuentro personal con Cristo es una experiencia real que te cambia absolutamente la vida. En un plis plas, todo se da la vuelta, todo se pone del revés, o del derecho. No es una carrera, ni una relación de pareja, ni un título o un trabajo lo que te transforma. Solo un encuentro con Cristo, personal e íntimo. Conocer a esa persona obra en ti lo que ni tu madre logró durante años: que cambies, que te transformes.
Algo así pasa en las televisiones y medio de comunicación, que es a lo que me dedico yo. Si Le has conocido ya, solo quieres hablar de Él, meterle en las casas, contar cómo es. Todo lo estimas basura en comparación con todo aquello que es Él, sin velos ni máscaras. Sin miedo.
Si por ejemplo, hay en una tv
un programa a las tres de la tarde en el que se difunde cada día
la devoción a la Divina Misericordia, el Amor más entrañable
de Dios, y tú vas y te lo cargas porque no lo ves rentable
económicamente, tienes un problema, porque si de verdad has
experimentado una sola vez en tu vida Su Divina Misericordia, no
te atreverías a eliminarlo. No querrías. Y lamentablemente,
creo que no querrás haberlo hecho. Buscarías como fuera la
manera de hacerlo rentable, pero no lo fulminarías.
Cuando has vivido de verdad una charla de tú a Tú con Dios,
cuando le has visto de frente y te has dado cuenta de que solo
Él y nada más que Él. Cuando ya eres consciente de que ni
líneas de negocio ni estrategias. Cuando ya sabes y has
experimentado que la línea de negocio y la estrategia son Él y
ya. Cuando ya estás dispuesto a hacer el ridículo como lo hizo
Cristo, todo lo demás te da igual. Eres libre, eterno e
indestructible. Y no importa nada que quien te lo cuente venga de
México o de Tailandia. Cristo es para judíos y gentiles. Eso
son excusas.
Cuando volvamos de nuestra peregrinación dentro de dos semanas, tendremos muchas ganas de seguir rezando. Siempre pasa. La tele antes nos podía ayudar. Ahora, la alternativa será cualquier otra basura de cualquier canal. Porque Verano Azul y España en la vereda, no se lo traga ni su madre.
Gracias Maria Visión, por ser auténtica.