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Hallan en 2009 en la cueva navarra de Abauntz el mapa más antiguo en Europa occidental en una piedra de hace 13.660 años
DN AGENCIAS. Zaragoza Martes, 4 de agosto de 2009
Investigadores aragoneses han descubierto grabado en una piedra un mapa de 13.660 años de antigüedad, el más antiguo que se conoce en Europa occidental, un croquis que representa el paisaje circundante, con ríos, montañas y charcas, de la cueva navarra de Abauntz. Así lo ha señalado la catedrática de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, Pilar Utrilla, del Departamento de Ciencias de la Antigüedad, quien ha explicado que la piedra fue encontrada junto a otras en la cueva de Abauntz y que, tras quince años de investigaciones, han logrado descifrar que sus grabaciones corresponden a un mapa de la zona.
El hallazgo de este mapa paleolítico ha sido publicado, el 21 de julio de 2009, por la revista "Journal of Human Evolution".
Según ha relatado Utrilla, en 1993, encontraron en la cueva dos bloques de piedra, de entre kilo y kilo y medio de peso y veinte centímetros de largo, de material calizo, blando por fuera, lo que habría facilitado su grabación.
Posteriormente, en 1994, descubrieron otro bloque de similares dimensiones en el mismo nivel arqueológico, remontándose todos ellos, una vez calibrada la fecha y datada con la técnica del carbono catorce, a 13.660 años de antigüedad, ha precisado.
Una de las piedras, que tiene grabada una cabeza de caballo, se exhibe en el Museo de Navarra, que ha cedido las otras dos de manera eventual al Departamento de Antigüedad de la Universidad de Zaragoza para su investigación.
De estos dos bloques, uno es una lámpara de iluminación con ríos y animales dibujados en su lateral y el otro es el que, según acaban de publicar los investigadores, representa con mucha fidelidad el paisaje circundante de la cueva de Abauntz (Ulzama), en la que Utrilla comenzó a excavar en 1976, animada por el fallecido antropólogo vasco José Miguel de Barandiarán, ha relatado.
La piedra, de 17,5 centímetros de longitud, 10 de anchura y 5,4 de espesor máximo está llena de incisiones. Algunas de ellas son de fácil identificación, como las que representan animales, entre ellos un gran ciervo y dos pequeños renos o terneros. Superpuestas, hay una serie de líneas que son las que se han interpretado ahora.
En la piedra, probablemente tallada con un buril, aparece grabada la montaña situada enfrente de la cueva, la de San Gregorio, así como el río, sus afluentes y el llano, en el que diversos círculos quizás representaban zonas con agua encharcada en invierno, además de los animales que vivían en ese lugar.
Según Utrilla, probablemente los habitantes de esa zona en la antigüedad dejaban los bloques grabados en cueva para acordarse de donde estaban situados los sitios, sería para ellos "como un plano del tesoro", ha dicho.
"Es un croquis, un mapa -subraya Pilar Utrilla-. Nos ha costado descifrarlo pero creemos que no hay duda posible. Quien lo hizo plasmó en la piedra ríos que van y que vienen, la montaña que hay justo enfrente de la cueva, y que actualmente se llama de San Gregorio, los afluentes que recibe el río y los animales que hay en la zona. Representó el paisaje concreto que se ve desde la cueva y una serie de signos ojivales a los que parecen llegar senderos".
Otra posible interpretación es que fuera el dibujo de un relato, que un pequeño grupo de cazadores, mientras habitaba la cueva en sus labores de ojeo, entretuviera la espera relatándose sus hazañas. Y que uno de ellos, especialmente dotado para el dibujo, grabara en la piedra uno de sus relatos.
En cualquier caso, el mapa está ahí. Apareció en el mismo nivel arqueológico que otra piedra que llevaba carbón adosado, y por eso se ha podido fechar con exactitud: tiene 13.660 años de antigüedad, en fechas calibradas.
Según la catedrática de Prehistoria, en toda Europa occidental no hay nada igual, tan solo en Europa Central, en la antigua Checoslovaquía, en Moravia, se han encontrado dos grabados en hueso similares a los de la cueva navarra, pero más antiguos y más pequeños.
Para llegar a estas averiguaciones han utilizado medios audiovisuales, microscopios y escáner en tres dimensiones, entre otras técnicas, siempre sin entrar en contacto directo con las piedras para no dañarlas.
El artículo publicado el 21 de julio de 2009, por la revista "Journal of Human Evolution" está firmado, además de por Utrilla, por Carlos Mazo, Mari Cruz Sopena, Manuel Martínez-Bea y Rafael Domingo, del Grupo de Pobladores del Valle del Ebro, del Departamento de Ciencias de la Antigüedad.
Ahora, ha explicado, su objetivo es publicar un libro sobre la cueva de Abauntz con los descubrimientos en estos tres bloques y los de otros dos con pinturas.
Utrilla ha dirigido diez campañas de excavaciones en la cueva ulzamesa en dos series, una entre 1976 y 1979 y otra entre 1988 y 1996, éstas con la codirección de Carlos Mazo.
La amenaza de que el embalse de Arraitz anegase la cueva llevó a extraer en en los últimos años de las excavaciones la mayor cantidad de información posible.
"Desde entonces hasta hoy -añade Pilar Utrilla- no hemos vuelto a excavar. Aunque nos quedan los niveles más antiguos, de hasta 50.000 años de antigüedad, el Gobierno de Navarra ya hace tiempo que ha suspendido la arqueología de investigación, y solo financia las urgencias. Así que falta por completar el trabajo".