MENSAJE DE MONS. HENRIK HOSER, DADO EN MEDJUGORJE EL 18 DE ENERO DE 2021
[una lectura magistral de los signos de los tiempos]
Queridos peregrinos de los Estados Unidos, me dirijo a ustedes desde Medjugorje, lugar al que aman y visitan con frecuencia en tiempos normales.
Se viven tiempos difíciles a causa de la pandemia, no solamente en los Estados Unidos y otras partes del mundo, sino también aquí en Medjugorje por el reducido número de peregrinos debido a las restricciones de movilidad impuestas por el régimen sanitario mundial. Aquí, como ustedes saben, veneramos a la Santísima Virgen, Reina de la Paz. Paz que queremos proclamar también a todos, a quienes están cerca y a quienes se encuentran lejos.
Podemos comparar el tiempo que vivimos con un acontecimiento muy grave expresado en el Evangelio. Después de la muerte del Señor, el mundo quedó sumergido en las tinieblas, como nos lo relatan los evangelistas. De la misma forma, cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, que ha sido enviado para salvarnos, muere en el corazón de los hombres, esos corazones se llenan de tinieblas. Así también, el mundo que suprime a Jesús de su vida se sumerge en las tinieblas. Tenemos que vivir este tiempo de prueba e interpretarlo como un signo de los tiempos.
Dios que es el Señor de la historia, que es el dueño de nuestra vida presente, quiere darnos signos para que los interpretemos. Uno de ellos es: ''Sin mí, no podéis hacer nada. Por lo tanto, debemos aferrarnos a su presencia en nosotros y en nuestro alrededor, para disipar las tinieblas y dirigirnos hacia la luz. Él nos trae luz. Como dice el cántico de Zacarías: Él es el sol que viene de lo alto. Y tenemos tanta necesidad hoy en día de este sol.
Les dirijo este mensaje para que vivan inteligentemente su situación en los Estados Unidos, utilizando la inteligencia del corazón. Quisiera formularles un presagio: si Estados Unidos se compromete a encausar su vida hacia el desarrollo y la protección de la vida humana en todas las etapas de su existencia, se salvará. Si la política los impulsa hacia la negación del valor de la vida humana, contribuirá a incrementar las tinieblas que nos atemorizan.
Estamos llamados a ser testigos y a proclamar en el mundo la esperanza, esperanza que proviene de Dios. Porque Dios nos aguarda en el futuro. Él nos espera en el tiempo por venir y no en el pasado. Y vamos hacia Él para vivir lo que nos ofrece: la paz con Dios y con todos los hombres. Comenzando por los que están más cerca de nosotros, hasta alcanzar a los más alejados.
Que este tiempo, en el que esperamos tiempos mejores, los fortalezca en la fidelidad y el valor para transitar los momentos difíciles de su vida, y que la Virgen María, Reina de la paz, los bendiga, los proteja y los ame sin límites.
Dios los bendiga.
Mons. Henrik Hoser.