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La Cumbre de Copenhague de diciembre de 2009 incluye la creación de un Gobierno Mundial
2009-11-05 Manuel LlamasLa cumbre sobre cambio climático que se celebrará en Copenhague en diciembre de 2009 esconde la mayor amenaza para el libre mercado desde la caída del Muro de Berlín. Bajo la excusa del calentamiento, la ONU prevé un "Gobierno" con capacidad para recaudar impuestos y redistribuir riqueza a nivel mundial.
Simplemente, da miedo. El borrador
sobre el que están trabajando a toda máquina las principales
potencias del planeta de cara a alcanzar un nuevo acuerdo sobre
cambio climático incluye toda una batería de propuestas
contra el libre mercado. El extenso documento, de casi
180 folios, es la base sobre la que se construirá el
Protocolo de Kioto II, que entrará en vigor a partir de
2012.
A principios del próximo diciembre, Copenhague (Dinamarca)
acogerá la Cumbre del Clima 2009, en donde los
países miembros de la ONU negociarán la firma de un nuevo
acuerdo con el fin de frenar el temido calentamiento global, cuyo
origen, según el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático), se debe a las emisiones de gases contaminantes (CO2)
generadas por la actividad económica humana. Y ello, pese a las crecientes pruebas que ponen en duda toda esta teoría.
El pasado junio, los responsables del proyecto ya desvelaron
claramente sus intenciones. Entonces, el secretario general de la
Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Yvo
De Boer, dijo estar convencido de que Copenhague
abriría las puertas a un drástico cambio en el "modelo
industrial mundial".
"Creo que podremos ver un acuerdo en Copenhague porque las
advertencias de la comunidad científica han sido muy claras al
decir que hay que actuar ya, y porque la crisis ha
demostrado nítidamente que hay que cambiar radicalmente el
modelo de crecimiento económico". Para ello, De
Boer explicó que la lucha contra el cambio climático
necesitará "inversiones ingentes",
cercanas a los 200.000 millones de dólares al año en
2030. Una cantidad de dinero inmensa, cuya factura será
sufragada por los contribuyentes de los países desarrollados.
La cuestión es... ¿Cómo? ¿Cómo poner en marcha un sistema de
redistribución de riqueza a nivel mundial? ¿Cómo cambiar el
actual modelo industrial y, por tanto, de crecimiento económico?
¿Cómo recaudar tantísimo dinero? ¿Cómo aplicarlo?
Las respuestas a estas y otras cuestiones están incluidas en el
citado borrador de la Cumbre, un documento que obra en poder de la ONU y que, pese a
ser público, está escondido entre la maraña de ingente
documentación que maneja el organismo multilateral.
En concreto, el documento en cuestión (también disponible en castellano), con fecha del pasado 15 de septiembre, establece las
líneas generales de discusión, así como los diferentes
mecanismos que se barajan para poner en marcha Kioto II, cuyo fin
es crear una "sociedad baja en carbono".
Las opciones son diversas, pero los ejes básicos en cambio son
transparentes como el agua.
En la página 18, el documento señala lo siguiente: "El
nuevo acuerdo institucional que se alcance bajo la Convención
estará basado en tres pilares básicos: Gobierno; un
mecanismo de facilitación; y un mecanismo financiero".
Y la "organización" de la nueva estructura
pivotará sobre los siguientes puntos:
"El Gobierno se regirá por el COP
(Conferencia de Copenhague), con el apoyo de un nuevo órgano
[supranacional] subsidiario de adaptación y de un Consejo
Ejecutivo encargado de la gestión de los nuevos fondos
y los procesos de facilitación [redistribución de recursos
desde los países ricos a los pobres]".
El mecanismo financiero incluye la creación de un "fondo
multilateral de cambio climático", en referencia a
los 200.000 millones de dólares anuales que recaudará la nueva
institución. De hecho, en su informe anual (World Energy
Outlook 2009) presentado la semana pasada en Madrid, la
Agencia Internacional de la Energía (AIE) cifra en 10,5 billones de dólares (7,1 billones de euros) la
factura del nuevo Protocolo de Kioto hasta 2030.
Para limitar el aumento de la temperatura terrestre en dos grados
centígrados (lo que se traduce en 450 partes/millón equivalente
de CO2) y con el horizonte de 2030, la AIE calcula que
serán necesarias unas inversiones de 10,5 billones de dólares
hasta ese año en los sectores relacionados con la
energía. El 75% de esa inversión deberá acometerse antes de
2020 y los países de la OCDE -los más ricos y
desarrollados-, entre ellos España, correrán con el 48%
del gasto.
El borrador de Copenhague establece hasta cinco
"ventanillas" distintas de
financiación dentro del fondo general:
"adaptación", destinado al fomento de energías verdes
en países poco desarrollados; "compensación", para
atender las pérdidas económicas derivadas del cambio de modelo
productivo y daños derivados del supuesto impacto del cambio
climático; fomento de tecnología verde; "mitigación"
del cambio climático; y otras de "ordenación
forestal".
Para gestionar toda esta compleja estructura financiera
multilateral será necesario crear un nuevo cuerpo
administrativo. Una especie de "Gobierno",
según el documento original (en su versión en castellano este término aparece traducido por
"administración", pero en inglés aparece como "government"),
con competencias de corte tributario, financiero y
regulatorio a nivel internacional.
Redistribución de la riqueza
El coste de adaptación al nuevo sistema productivo global en los
países en vías de desarrollo será sufragado mediante el traspaso
de recursos por parte de las potencias ricas (página
43). Pero, ¿cómo recaudar el ingente dinero necesario? Los
mecanismos que se barajan son diversos: desde el 0,7% del
PIB anual de los países ricos destinado a la
mitigación de emisiones de CO2, hasta toda una recua de tasas
e impuestos verdes a
nivel mundial sobre productos, CO2, derechos de emisión
a empresas y sectores, comercio de CO2 (mecanismo del actual
Procolo de Kioto)...
De hecho, la Cumbre estudia incluso la posibilidad de
implantar un impuesto global del 2% sobre transacciones
financieras internacionales. Una especie de Tasa Tobin verde que, en lugar de luchar contra la pobreza (tal y como
se concibió en un principio) serviría ahora combatir el
temido calentamiento global (página 135, opción 7).
En cuanto a la organización administrativa, el borrador desgrana
los puntos básicos del nuevo Gobierno (páginas 141, 142 y 143).
Se habla literalmente de la creación de un "Cuerpo
Ejecutivo", con competencias plenas a nivel
financiero, tributario y regulatorio. Un
"Gobierno" para recaudar dinero, gestionar el Fondo de
Cambio Climático, redistribuirlo entre los países y orientar el
modelo productivo verde
a nivel mundial. Se trata, pues, de un organismo de
planificación central.
Por otro lado, una simple búsqueda en el documento de la palabra
"tax" (impuesto en inglés) da un reflejo claro sobre
la intención del nuevo plan. Mientras que este término salpica
todo el documento, llama la atención la ausencia total
de la palabra "democracia" o "elecciones".
Y es que, si el objetivo es crear un nuevo gobierno multilateral,
en ningún caso se contempla la posibilidad de que los ciudadanos
elijan a sus miembros.
La polémica ha saltado a diferentes medios de comunicación
internacionales en las últimas semanas. Así, en un reciente
artículo en The Wall Street Journal, Janet
Albrechtsen arremetía duramente contra la Cumbre,
supuestamente climática, bajo el título ¿Se ha leído alguien el
Acuerdo de Copenhague?.
La espita saltó a la luz hace escasos días de la mano de Lord Christopher Monckton, escéptico climático y uno de los principales
asesores de la ex primera ministra británica Margaret
Tatcher durante su etapa de Gobierno.
El pasado 14 de octubre, Monckton participó en una conferencia
organizada por The Minnesota Free Market Institute
(EEUU). El vídeo completo, colgado en youtube, ya ha recibido decenas de
miles de visitas. Un extracto de su intervención
subtitulado en español condensa la
conclusiones de su intervención sobre la amenaza real que para
la libertad supone este proyecto de acuerdo climático a nivel
mundial.
A continuación algunas perlas:
"El próximo diciembre en Copenhague un tratado será
firmado, EEUU lo firmará, la mayor parte de los países del
tercer mundo que necesitan dinero lo firmarán, los países
desarrollados lo firmarán, nadie dejará de firmarlo. Yo
he leído ese tratado, y lo que dice ese tratado es lo siguiente:
Que el gobierno mundial será creado".
"El segundo propósito del Tratado es la
transferencia de riqueza de los países occidentales a los del
Tercer Mundo, y el tercer apartado está dedicado a la
aplicación de la ley. ¿Cuántas veces aparece en el tratado de
200 páginas, las palabras referéndum, democracia, elecciones o
algo similar? Ninguna".
"Lo que van a hacer es imponernos un mundo comunista,
tenéis un presidente (Obama) que simpatiza mucho con esa
ideología, y él por supuesto va a firmarlo [...] Si ese tratado
es firmado en las próximas semanas vuestro presidente se
llevará vuestra democracia, vuestra libertad y vuestra
prosperidad, y no habrá otro gobierno o poder elegido capaz de
recuperarlo jamás".
Tal y como explica Nigel Lawson, ex
ministro de Economía y de Energía en los gobiernos de Margaret
Thatcher y miembro de la Cámara de los Lores desde 1992, y autor
del libro Una mirada fría al calentamiento global, la "nueva
religión" está en marcha y, desde luego, sus
preceptos no pintan un futuro optimista al libre mercado.