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Gagarin no dijo no veo a ningún Dios aquí arriba
Pablo J. Ginés ReL 2.05.2014 http://www.religionenlibertad.com/gagarin-en-el-espacio-nunca-dijo-no-veo-a-dios-aqui-35315.htmEl 12 de abril de 1961 la agencia oficial
soviética Tass anunciaba al mundo -una hora después del
despegue de la cápsula ´Vostok-1´ desde el cosmódromo de
Baikonur (en el actual Kazajistán)- que la URSS era el primer
país que lograba colocar un ser humano en el espacio: Yuri
Gagarin.
Él demostró, en persona, que un humano podía comer, beber y
moverse en el espacio. Gagarin, el hombre "que más cerca
había estado de las estrellas" aterrizó sano y salvo en
Siberia, tras una hora y 48 minutos de viaje.
En sus memorias, Gagarin recordaría que, sobrevolando el
Atlántico, pensó en su madre, que no sabía nada del
secretísimo proyecto. Gagarin se convirtió en héroe nacional.
Se le dedicaron películas, canciones, monumentos e incluso una
plaza en Moscú, y todos los niños rusos querían ser
cosmonautas. Era fotogénico, simpático, campechano y la mejor
imagen que la URSS podía dar al mundo. Y es que él era
realmente así.
En ese momento empezó a circular un bulo, que aún hoy uno
encuentra replicado y citado en webs ateas o anticlericales en
general, impertérritas a la evidencia. Se supone que Yuri
Gagarin habría dicho, con tono irónico, Estoy en el cielo
y no he visto a Dios por ningún sitio, o algo similar.
Lo cierto es Gagarin nunca dijo tal cosa.
Él había sido bautizado ortodoxo, su madre era muy religiosa, él
era muy respetuoso con la fe en una época en que eso no se
valoraba y de hecho parece que bautizó a su hija Yelena
poco antes de subirse a su nave.
La fe de un hombre se comprueba en sus últimos momentos, su
cercanía a la muerte. En el caso de Gagarin es difícil
comprobarlo: murió el 27 de marzo de 1968, cuando el
´Mig-15´ a reacción que pilotaba, se estrelló al
noroeste de la capital, hundiéndose seis metros en la tierra.
Quizá tuvo un último momento para encomendarse al Señor de los
Cielos que él apenas había empezado a vislumbrar.
Wikipedia en inglés da más datos sobre la fe
de Gagarin. Algunas fuentes han dicho que Gagarin comentó
durante el vuelo: No veo a ningún Dios aquí arriba".
Sin embargo, esas palabras no aparecen en el registro verbatim de
sus conversaciones con la base en tierra. En una entrevista en
2006 un amigo de Gagarin, el coronel Valentín Petrov aseguró
que el cosmonauta nunca dijo esas palabras y que la cita se
originó en un discurso del Secretario General del Partido
Comunista, Nikita Jruschev, que fue él quien en
un discurso antirreligioso en un pleno del Comité Central de la
Unión Soviética dijo: "Gagarin voló al espacio, pero
no vio ningún Dios allí".
Wikipedia cita a Petrov quien asegura que Gagarin fue bautizado
de niño. Cita también un artículo de la revista ortodoxa rusa
"Foma" que en 2011 asegura que según el rector
de la parroquia ortodoxa de Zvyozdny Gorodok Gagarin
bautizó a su hija mayor, Yelena, poco antes de su vuelo
espacial, y su familia celebraba Navidad, Pascua y tenía iconos
en casa".
Así, el super-hombre soviético, el icono de la ciencia
todopoderosa, era un hijo de la Iglesia, miembro de una
familia cristiana, y nada cínico con Dios.
ReligiónEnLibertad ha traducido de Pravoslavie58region.ru más detalles sobre las declaraciones del
coronel Valentín Petrov, amigo íntimo de Gagarin,
doctor en filosofía y hoy profesor en la Academia Militar del
Aire que lleva el nombre del cosmonauta. Petrov habló de la fe
de Gagarin en una entrevista en el portal Interfax-Religion,
y también en otros encuentros, como en la Academia Espiritual de
Moscú [ortodoxa] en octubre de 2012, de donde tomamos las fotos.
Yuri Gagarin fue bautizado ortodoxo y, por lo que
yo sé, era creyente. Para mi quedará inolvidable
nuestro viaje común al monasterio de San Sergio en 1964, justo
cuando Gagarin cumplió 30 años. Él, muy abierto, me preguntó
directamente si había estado en aquel monasterio. Al recibir la
respuesta afirmativa, me propuso ir otra vez, y así lo hicimos
aquella misma tarde, cambiándonos de uniforme a ropa civil.
Desde luego, era una tontería, porque a Gagarin,
vistiera lo que vistiera, le reconocían todos. Cuando
llegamos al monasterio, una muchedumbre nos rodeó pidiéndole
autógrafos. Ni siquiera había terminado la liturgia, pero todos,
al saber que Gagarin estaba allí, se apresuraron a rodearlo. Es
que su popularidad era enorme, y Yuri no sabía decirle no a
nadie, recuerda el coronel Petrov.
En el monasterio nos propusieron visitar el TsAK. Con
asombro, contestamos: Ya hemos estado muchas veces en el
TsAGI (nos referíamos a nuestro Instituto Central de
Aerohidrodinámica. Pero resultó que se referían al Gabinete
eclesiástico-arqueológico de la Academia espiritual de Moscú
ubicado en el monasterio de San Sergio.
[Aquí, web y fotos de esta institución que Petrov volvió a
visitar en 2012: http://www.mpda.ru/cak/news/text/1196067.html ]
Desde luego que quisimos visitarlo, y allí pasó una cosa
extraordinaria. Cuando nos acercamos a una maqueta del
templo de San Salvador [volado por los bolcheviques en
1931], Yuri miró por dentro de la maqueta y me dijo: Valentín,
mira qué belleza ha sido destruida
Y estuvo
largo rato mirándolo. Cuando volvíamos en coche del monasterio
a Moscú, la impresión de lo visto era muy fuerte, y estábamos
como hipnotizados e ensimismados.
Y de repente Yuri dijo: Valentín, piensa
bien, qué palabras tan especiales:
que
estás en el Cielo (dicho en eslavo
eclesiástico, como se reza). Yo puse ojos como platos: Yuri,
¿es que conoces las oraciones? Y él contestaba:
¿Te creías que sólo tú las conoces? Bueno, sí
que sabes callar
Es que era el año 1964, y Jruschev se jactaba de
que pronto nos mostraría por la tele al último pope",
detalla el hoy coronel Petrov.
Aquella excursión no me salió gratis: me culparon de
arrastrar hacia la religión a Gagarin. Pero
me salvó el mismo Gagarin, al comentar: ¿Como va un
capitán a arrastar a la religión a un coronel? No me arrastró
él sino que fuimos juntos en mi coche. Como resultado, recibí
una amonestación por parte del Partido Comunista por introducir
a Gagarin en la religión ortodoxa
de lo que
ahora estoy muy orgulloso.
Y pasadas dos semanas de nuestro viaje al monasterio, [en
ese mismo año de 1964] Yuri Gagarin pronunciaba una ponencia en
una reunión del pleno del Comité Central sobre la educación de
la juventud. Allí Gagarin propuso restaurar el templo de
San Salvador como un monumento de la gloria militar,
como un gran monumento de la ortodoxia. Al mismo tiempo propuso
restaurar el arco de triunfo dedicado a la victoria contra
Napoleón. El motivo de Gagarin era claro: era imposible
aumentar el patriotismo sin conocer sus raíces. Como el
templo de San Salvador era un monumento a la gloria militar, las
personas que iban a defender su patria deberían saberlo.
Nadie en el pleno esperaba tales palabras del primer
astronauta. La reacción fue tremenda, una ovación fuerte. El
presidium, desde luego, quedó asustado, pero no podían hacer
nada contra Gagarin.