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¿Diversidad o disidencia?

10 de noviembre de 2014

Mons. Rogelio Livieres, ex-Obispo de Ciudad del Este http://rogeliolivieres.info/2014/11/diversidad-o-disidencia/

La Iglesia Católica es una. No hay varias Iglesias de Cristo. Pero si la miramos humanamente, nos encontramos con que hoy conviven dentro de ella modos muy contradictorios de pensar y vivir la fe. No me refiero a modos distintos de pensar y vivir una misma fe, lo cual es perfectamente legítimo. Más bien, vemos que se dan dentro de ella distintas clases de «fe». Insisto: humanamente hablando. Porque la fe católica es una: lo que siempre, lo que en todas partes, lo que todos los católicos han creído y han practicado, como ya decía san Vicente de Lérins. Que fue lo que enseñó Jesucristo y transmitió el Magisterio vivo de su única Iglesia.

Hay que reconocer, sin embargo, que en el interior de la Iglesia Católica conviven desde hace décadas modos de pensar incompatibles. Ya el Cardenal Ratzinger lo había señalado en su famoso libro Informe sobre la fe, aparecido en 1985. Los grupos disidentes, en vez de salir voluntariamente de la Iglesia o de que se los declare fuera de su fe y disciplina, permanecen dentro de ella, pese a negar hasta sus principios más fundamentales. Alguien tan ajeno a disputas teológicas como Jean-Marie Guénois, periodista muy simpatizante de todo tipo de cambios dentro de la Iglesia, ha reconocido en un reciente artículo aparecido en Le Figaro, Francia, que «hay en la Iglesia cismas de hecho entre muchos sacerdotes y fieles que no aceptan ya la fe católica sobre la Virgen María, la Eucaristía, por ejemplo; y que se llaman católicos cuando son, más que cristianos, auténticos protestantes… El Sínodo abre una crisis en la Iglesia en el sentido antiguo de la palabra, esto es, el de imponer una elección o decisión… El shock del Sínodo puede ser que abra los ojos de algunos.»

Esto que señala Guénois es evidente. ¿Acaso no parece hoy que la Iglesia es un conglomerado de creencias contradictorias, que un cura dice una cosa y otro otra, como sucede, por ejemplo, en la Comunión Anglicana? Conviven entre nosotros, junto a la fe católica, cismas y herejías a lo largo y ancho del planeta. Quienes los promueven han advertido que es mucho más eficiente y lucrativo quedarse dentro de la Iglesia, no apartarse de ella. Trabajar desde su interior. Asumen incluso puestos importantes en su gobierno y pretenden hablar en su nombre, representarla.

En las últimas décadas, la jerarquía de la Iglesia supo ir encontrando modos de sortear divisiones institucionales frente a esta heterodoxia difusa expandida en muchos países, ambientes y clases sociales. Lo logró, algunas veces, mediante la búsqueda de consensos a través de fórmulas doctrinales más o menos aceptables para todos, aunque diluyendo de esta manera verdades que parecían «difíciles». Lo cierto es que incluso en esos casos en los que se hicieron valientes contribuciones y precisiones doctrinales (pensemos en la maravilla de tantos documentos papales de estas décadas), con frecuencia faltó firmeza en la implementación, en la corrección disciplinar y en la práctica pastoral. Una mano borraba lo que había escrito la otra.

Por ejemplo, contra la corriente y bajo enormes presiones de los medios de comunicación, Pablo VI reafirmó con heroísmo la moral católica en su encíclica Humanæ Vitæ. No obstante ello, a quienes se opusieron a su enseñanza públicamente se les permitió seguir actuando y predicando «como si nada». ¡Y cuántos sacerdotes y hasta Obispos, aunque no lo criticaran públicamente, sencillamente ignoraron el Magisterio del Papa en el confesionario y permitieron, o incluso recomendaron, el uso de métodos artificiales de contracepción, así como otros graves desórdenes morales!

Tras más de medio siglo de este estilo de gobierno «suave», en el que no faltó la convivencia con el error doctrinal y la desobediencia pastoral y disciplinar, hoy podemos ver con mucha más claridad que entonces que ese no fue el buen camino que las circunstancias exigían, sino que, por el contrario, ha sido la causa de muchos desencaminamientos que en la actualidad, lamentablemente, han alcanzado alturas y dimensiones insospechadas. Llevamos décadas de mala formación en muchos seminarios y facultades teológicas. Educados en este ambiente, algunos Obispos y Cardenales durante el reciente Sínodo sobre la Familia han dejado al descubierto en sus opiniones muchas de estas confusiones en temas tan fundamentales como la familia, la inmoralidad intrínseca de los actos homosexuales y el adulterio.

«El Sínodo abre una crisis en la Iglesia en el sentido antiguo de la palabra, esto es, el de imponer una elección o decisión… ». Estoy plenamente de acuerdo con esta reflexión del Sr. Guénois. Todos debemos elegir y decidir. Ninguno de nosotros puede «dejar pasar la pelota». Tenemos que asumir nuestros compromisos de fe bautismales. Seamos Obispos, sacerdotes, religiosos o laicos. Viejos o jóvenes. Formados académicamente o con una fe sencilla. Debemos, como Jesucristo y los Apóstoles, predicar la fe «a tiempo y a destiempo». Y defenderla de los errores y desviaciones, sean a nivel doctrinal o pastoral. Nos jugamos en esto no sólo nuestra salvación, sino la de muchísimos hombres y mujeres que dependen de nuestra modesta acción como «siervos inútiles», aunque fieles.

Con Pedro y bajo Pedro, ha llegado la hora de que despunten y se hagan presentes santas religiosas que, como nuevas santas Catalinas de Siena, apuntalen a la jerarquía de la Iglesia en el cumplimiento de sus deberes. Y de Obispos dispuestos a jugárselo todo en la defensa de la fe como modernos santos Atanasios. Y de Cardenales que imiten a san Pablo y no teman denunciar las desviaciones, los hechos y los gestos que siembran confusión. Y de laicos que, como nuevos santos Tomás Moros, estén dispuestos a los más altos sacrificios insistiendo en la indisolubilidad del matrimonio, no sólo a nivel doctrinal, sino incluso en los casos pastorales más difíciles y políticamente costosos. Y hasta también de niños que, como otros santos Tarcisios, estén dispuestos a inmolarse para mantener el respeto a la santa Comunión, a la que sólo podemos acceder cuando no vivimos en pecado.

Con Pedro y bajo Pedro, todos debemos renovar nuestros compromisos bautismales y defender la integridad (sin caer en fundamentalismos) de la fe católica. Santo Tomás de Aquino nos recuerda que, cuando se trata de fallas en lo que a fe y moral se refiere, la corrección fraterna debe hacerse públicamente, para que no se difundan errores que comprometan la salvación de gente desprevenida.

Tanto el Catecismo de la Iglesia Católica como su maravilloso Compendio, que lo resume y precisa, son verdaderas joyas que pueden servirnos a todos como «mapas de la fe» –para que podamos saber dónde debemos estar parados, y por qué caminos debemos avanzar. Es bueno que los apreciemos, estudiemos y los conozcamos profundamente. Debemos defender lo que ellos nos enseñan y corregir los errores que puedan tergiversar esas verdades. No sólo en el campo de lo doctrinario. También en lo pastoral. Porque o vivimos como pensamos, o terminaremos pensando como vivimos.

Al Papa Francisco le toca hoy esa misma hora heroica que afrontó Pablo VI cuando a contracorriente publicó su Humanæ Vitæ. Él es el custodio y el guardián supremo de la doctrina y la práctica de la fe. Como a todos los Papas, le toca ser el administrador fiel que debe confirmar en la fe a sus hermanos. Unámonos a él y recemos encarecidamente por él, para acompañarlo con nuestro amor filial en esta dura prueba ante tantas presiones y confusión.

Estemos tranquilos. Un Papa no podría enseñar formalmente el error. Lo que sí puede ocurrir, y ha ocurrido algunas veces a lo largo de la historia de la Iglesia, es que por medio de silencios y omisiones, de nombramientos y promociones, de actos y de gestos, la autoridad contribuya a que se expanda la confusión y se desanimen los creyentes que están «peleándola» en las trincheras misionales de las periferias humanas. Le ocurrió al mismo san Pedro, el primer Papa, en Galacia. Después de afirmar en el Concilio de Jerusalén la verdadera doctrina, sembró sin embargo la confusión en Galacia por respetos humanos. Pero el Señor no lo abandonó: tuvo la gracia de contar con el apoyo y la corrección fraterna que le hizo san Pablo.

Amémonos los unos a los otros en la verdad. Esa verdad que, según la promesa de Cristo, es la única que nos hará auténticamente libres a todos.

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El 11 de octubre de 2014 los que mandan en el Opus Dei dicen que las acertadas palabras del Obispo Rogelio Livieres sobre el Sínodo de la familia son muy desacertadas
Livieres dice: "Roguemos por el Papa, por los Cardenales y los Obispos"
"Ni la doctrina de la fe ni la práctica pastoral –consecuencia de esa doctrina– son el resultado de consensos de curas, aunque sean cardenales u obispos"
"San Atanasio. Fue expulsado de su Diócesis no una sino cinco veces, debido a las maquinaciones de sus hermanos obispos arrianos con los que no estaba «en comunión», precisamente porque quería promover «la fe católica y apostólica»"
"Dentro de la Iglesia, y últimamente desde algunas de sus más altas esferas, «soplan vientos nuevos» que no son del Espíritu Santo... el cardenal Kasper y la revista jesuita Civiltà Cattolica son activos propulsores que lideran esta confusión"
"A los eclesiásticos que hablen como el mundo quiere, los aplaudirá y los amará, «porque son de los suyos», no de Dios".
"En la Misa de Apertura del Sínodo Extraordinario sobre la Familia el Papa Francisco llamó a los Obispos a colaborar con el plan de Dios y formar así un pueblo santo. Ofrezco estas reflexiones con el deseo de servir al Papa de la mejor manera que puedo"
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Comentarios en el blog del señor de la Cigoña: http://www.gaceta.es/cigona/sinodo-le-pone-cara-seria-papa-13102014-0711

Enviado por Torrijita el Lun, 13/10/2014 - 11:13

Pues que empiecen a salir los obispos porque no les vemos el pelo a ninguno.
Es más, para uno que sale, Livieres, le han dado palos por todos lados y le han dejado
-incluido SU Opus- más tirado que un perro. Tanta heroicidad y hombría asusta.

[Responde Luis Fernando Pérez Bustamante]:

Enviado por LFPB el Lun, 13/10/2014 - 11:57

Livieres es un irresponsable que dificulta la acción de los que deben actuar.
Esto no es idea mía. Es vox populi en Roma.

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Y si le parece duro a LFPB lo que dijo Livieres de los malos obispos de su país ¿qué le parece lo que se le dijo a un Papa que está en el santoral ?

"Cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión. Pues antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, comía en compañía de los gentiles; pero una vez que aquéllos llegaron, se le vio recatarse y separarse por temor de los circuncisos. Y los demás judíos le imitaron en su simulación, hasta el punto de que el mismo Bernabé se vio arrastrado por la simulación de ellos. Pero en cuanto vi que no procedían con rectitud, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?» (Gálatas 2, 11-14)

Y ¿qué le parece que se llamase a algunos obispos malos pastores y demonios encarnados en pastores que hay en la Iglesia? Algo bastante más duro que lo que dijo de otros por el estilo Livieres. Y quien lo dijo es doctora de la Iglesia.

«¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! Porque por haber callado, el mundo está podrido». "En la Iglesia hay demonios encarnados en pastores". "Reformada la Iglesia, los súbditos se enmendarán porque de casi todo lo malo que hacen, tienen la culpa los malos pastores". "Por culpa de los malos pastores, son malos los súbditos". (Santa Catalina de Siena, , Doctora de la Iglesia, Diálogo).

Igual se tenían que haber esperado calladitos, para no ser llamados irresponsables, san Pablo y santa Catalina de Siena, a que actuasen los sabihondos, en vez de decir lo que Dios quiso que dijeran y la Iglesia Católica pone como ejemplo y enseñanza.

Pero más vale obedecer lo que Dios manda en (Ez.  33: 7-9), como enseña Livieres con su palabra y con sus hechos:

"No olvidemos las advertencias de Dios por medio de su Profeta a los que tenemos responsabilidad sobre el pueblo:

“A ti, hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Pues bien, si tú no hablas con él para advertirle que cambie de vida, y él no lo hace, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte.  En cambio, si tú adviertes al malvado que cambie de vida, y él no lo hace, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida”, (Ez.  33: 7-9).

Monseñor Rogelio Livieres, ex obispo de Ciudad del Este (Paraguay), blog, 11 de agosto de 2014".

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Livieres será reconocido en el futuro como una gloria del Opus Dei incluso por los jefecillos del grupo, que hoy le llaman irresponsable, porque no secunda la política de esos caporales capadores que dicen que su voz es vox populi.

"El obispo fue acusado por envidia de un crimen por propios compañeros cristianos (desde los comienzos acecha el pecado). El obispo deja el cargo y se retira a la soledad, pero perdonando a sus envidiosos difamadores".
(De la Vida de san Narciso, obispo de Jerusalén en el siglo II, su conmemoración es el 29 de octubre)

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Advertencia del cardenal Burke:

"Obispos y sacerdotes me dicen que ahora muchos divorciados recasados piden ser admitidos a la comunión puesto que lo quiere el Papa Francisco. En realidad, levanto acta de que, por el contrario, hasta ahora no se ha expresado sobre la cuestión... como ha dicho otro cardenal, el Papa no se ha pronunciado todavía. Yo estoy esperando un pronunciamiento suyo, que solo podrá estar en continuidad con la enseñanza que la Iglesia ha dado durante toda su historia. Una enseñanza que nunca ha cambiado porque no puede cambiar
(Cardenal Raymond Burke, entonces Prefecto de la Signatura Apostólica, en una entrevista publicada el
14 de octubre de 2014 en “Il Foglio”).

Pero el problema no es ese. No, el Papa cuando hable como tal, no negará la doctrina de la Iglesia en materia de fe y de moral; el problema es que mientras tanto se está dejando esparcir la mala doctrina y la mala praxis; y encima, como si fuese doctrina de la Iglesia.

 

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.... ..Advertencias de cardenales y obispos fieles..... ..El grave estado de salud del obispo Rogelio Livieres en 2015.... .Explicaciones y desarrollos. ..Educación sexual ...Textos .. Artículos......Kasperismo.. ...INDEX

Los problemas de Livieres con los otros obispos paraguayos comenzaron antes de poner un pie en su Diócesis y porque creó un fructífero Seminario diocesano distinto del de la Conferencia Episcopal

El Papa Francisco y san Pablo VI y sus dos consejeros: el Espíritu Santo, cuando enseñan como Papas, y sus ideas propias o ajenas

Mons. Mariano Fazio es nombrado vicario auxiliar del Opus Dei el 14.05.2019

El Papa Francisco cesa a Monseñor Rogelio Livieres, miembro del Opus Dei, como obispo de Ciudad del Este

El Papa acepta la renuncia por edad de Pastor Cuquejo al arzobispado de Asunción mes y medio después de ser presentada

El cardenal Müller recuerda que sus palabras sobre la familia son Magisterio y no lo son las opiniones particulares de los cardenales

Ratzinger corrige en 2014 un texto suyo de 1972 para reafirmar la imposibilidad de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar y desautoriza así a Kasper

El cardenal Burke dice que con la publicación de la relatio intermedia del sínodo se causó escándalo en la Iglesia y que a él le causó un estado de shock

El Cardenal Burke dice que hay afirmaciones en la Evangelii gaudium que expresan el pensamiento del Papa pero no enseñan una doctrina oficial y que en el Sínodo todo estaba controlado y manipulado

Monseñor Athanasius Schneider dice que durante el Sínodo hubo momentos de evidente manipulación

Testimonio a favor de la fuerza de la gracia
Sobre la indisolubilidad del matrimonio y el debate acerca de los divorciados vueltos a casar y los sacramentos

Gerhard L. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

El cardenal Caffarra rectifica los planteamientos del cardenal Kasper

El cardenal Burke dice del texto de Kasper que de ningún modo fue bien recibido por todos los cardenales y que confía en «que el error de este texto vaya quedando cada vez más claro»

Rist demuestra que la postura del cardenal Kasper se apoya en una mala interpretación de un número muy reducido de textos y en la omisión de muchos otros que le contradicen