Enseñanzas del papa Benedicto XVI
Textos
Inicial

Benedicto XVI: "La distinción entre Iglesia y Estado es un gran progreso de la humanidad"

ReL (ACI) 14.12.2008

En su visita de ayer, 13.12.2008, por la mañana a la Embajada de Italia ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI señaló que la necesaria distinción entre Iglesia y Estado (Enc. Deus caritas est, 28) no sólo está en la estructura fundamental del Cristianismo; siendo reconocida y respetada por la Iglesia Católica, sino que es también "un gran progreso de la humanidad y una condición fundamental para su misma libertad". En su discurso pronunciado luego del concierto de música clásica ofrecido en su honor, el Papa resaltó las buenas relaciones que mantiene la Santa Sede con el Estado italiano y aseguró que esta sana distinción y autonomía [que no separación] entre el Estado y la Iglesia es también condición para que ésta última cumpla "su misión universal de salvación entre todos los pueblos".

Por ello, explicó Benedicto XVI, la Iglesia "siente como tarea suya, siguiendo los dictámenes de la propia doctrina social, argumentada 'a partir de aquello que es conforme a la naturaleza de todo ser humano', el despertar en la sociedad las fuerzas morales y espirituales, contribuyendo a abrir las voluntades a las auténticas exigencias del bien".

Es por esa razón, dijo luego el Papa, que "reclamando el valor que tienen para la vida no solo privada sino también y sobre todo pública algunos principios éticos fundamentales, que la Iglesia contribuye de hecho a garantizar y promover la dignidad de la persona y el bien común de la sociedad, y en este sentido se realiza la deseada, verdadera y apropiada cooperación entre Estado e Iglesia".

Tras poner de ejemplo y confiar a los diplomáticos italianos a San Carlos Borromeo, quien viviera en la que es ahora sede de la Embajada de Italia ante la Santa Sede, Benedicto XVI hizo votos para que los pueblos del mundo alcancen "el auténtico progreso humano, prosperidad y concordia, realidades a las que podemos aspirar con esperanza y fe porque son dones que Jesús ha traído al mundo naciendo en Belén".

Finalmente el Papa pidió para que "la Virgen María, a quien hace unos días hemos venerado como la Inmaculada Concepción, obtenga estos y otros deseados dones para el bien de Italia y el mundo entero, de su Hijo, el Príncipe de la paz, cuya bendición invoco de corazón sobre todos ustedes y sus seres queridos".

Questa breve visita mi è propizia per ribadire come la Chiesa sia ben consapevole che "alla struttura fondamentale del cristianesimo appartiene la distinzione tra ciò che è di Cesare e ciò che è di Dio (cfr Mt 22,21), cioè la distinzione tra Stato e Chiesa" (Enc. Deus caritas est, 28). Tale distinzione e tale autonomia non solo la Chiesa le riconosce e rispetta, ma di esse si rallegra, come di un grande progresso dell’umanità e di una condizione fondamentale per la sua stessa libertà e l’adempimento della sua universale missione di salvezza tra tutti i popoli. In pari tempo, però, la Chiesa sente come suo compito, seguendo i dettami della propria dottrina sociale, argomentata "a partire da ciò che è conforme alla natura di ogni essere umano" (ibid.), di risvegliare nella società le forze morali e spirituali, contribuendo ad aprire le volontà alle autentiche esigenze del bene. Perciò, richiamando il valore che hanno per la vita non solo privata ma anche e soprattutto pubblica alcuni fondamentali principi etici, di fatto la Chiesa contribuisce a garantire e promuovere la dignità della persona e il bene comune della società, ed in questo senso si realizza l’auspicata vera e propria cooperazione tra Stato e Chiesa.