Ministros y otros altos cargos desautorizados en público por la vicepresidenta De la Vega
POR ÁLVARO PÉREZ
ABC MADRID Domingo, 14-09-08
Celestino Corbacho, Mariano Bermejo, Joan Clos, Bibiana Aído o Pedro Solbes. La lista de ministros a los que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha corregido en público es larga. El Ministerio de Presidencia, lejos de coordinar a los miembros del Ejecutivo, está transmitiendo una imagen de escasa armonía, desautorizando a varios ministros. Allí donde hay una opinión que desentone con la línea marcada por Zapatero, aparece De la Vega puntualizando las declaraciones.
La costumbre de la vicepresidenta no es nueva. En la primera legislatura, se opuso a un anuncio del entonces ministro de Industria, Joan Clos. Clos había dicho que el recibo de la luz iba a subir «más allá» del IPC, un 10 por ciento aproximadamente, como había prometido a las eléctricas, pero De la Vega le desautorizó. El pasado mes de agosto, De la Vega aseguró que el Gobierno atendería en cualquier caso las necesidades de Cataluña y dijo que cumplirían punto por punto el nuevo Estatuto en materia de financiación, justo un día después de que el ministro de Economía, Pedro Solbes, dijera ante el parlamento que su propuesta económica «debe ser aplicable a todas las comunidades» y no sólo a Cataluña, por lo que todas las regiones tendrán que renunciar a algo. No era la primera vez que las palabras de ambos ministros ofrecían una perspectiva diferente de la realidad. Durante la primera legislatura, De la Vega antepuso las ideas del Ejecutivo frente a las posiciones más austeras de Solbes. Así, en temas como el «cheque bebé» o la atención bucodental gratuita de los niños de siete a 15 años, que Solbes cuestionó en público, De la Vega no dudó en corregir al ministro de Economía.
Deslices
En septiembre del pasado año, la titular de Educación, Mercedes Cabrera, aseguró que ningún alumno de primero de Bachillerato que suspenda más de dos asignaturas podrá pasar a segundo. La vicepresidenta del Gobierno matizó, una vez más, las palabras de la ministra, y explicó que habría «cierta flexibilidad» en el bachillerato, lo que a su juicio ayudaría a incentivar a los jóvenes para evitar el fracaso escolar. En otras ocasiones, De la Vega ha tenido que salir al paso de los «deslices» de los ministros. El junio pasado, tras las críticas de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, al «machismo» musulmán que permite a los hombres vestir «al modo occidental», mientras que las mujeres deben llevar «vestidos largos que les tapan el cuerpo y también un pañuelo sobre la cabeza que les cubre el cabello», la vicepresidenta primera tuvo que manifestar el respeto del Gobierno a la tradición del velo islámico.
No sólo ministros
Pero las «broncas» de la vicepresidenta no se limitan sólo a los ministros. Durante el desfile de las Fuerzas Armadas el día de la Hispanidad del pasado año 2007, De la Vega y la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, mantuvieron una encendida discusión en la tribuna de autoridades por causas desconocidas.
Los mensajes públicos de la vicepresidenta han llegado a su punto álgido esta última semana, en la que De la Vega ha hecho el papel de «Señorita Rotenmeyer» en dos ocasiones. El miércoles, 10.09.2008, corrigió al titular de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, quien había anunciado que en 2009 el Gobierno no tramitará más contratos de trabajo en los países de origen de los inmigrantes. La crisis económica, con el consiguiente aumento del paro, era la razón principal de esta medida. Sin embargo, De la Vega salió rápidamente a la palestra para asegurar que «habrá toda la contratación en origen que haga falta». Por último, el viernes, 12.09.2008, le tocó el turno al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Después de que Bermejo criticase la falta de pluralismo del nuevo Poder Judicial, así como el exceso de jueces y la necesidad de «darle una vuelta profunda», la vicepresidenta primera rechazó tajantemente las propuestas del ministro de Justicia. Según De la Vega, «hay que dar tiempo» al nuevo CGPJ y «dejarle trabajar» pues está segura de que lo harán «bien». Entretanto, el PP asiste entre indignado y perplejo al espectáculo que ofrece De la Vega. El vicesecretario de Comunicación del partido, Esteban González Pons, señaló que «no puede estar por un lado la vicepresidenta dictando una política y por otro lado los ministros haciendo otra» y pidió a Zapatero que decida si «quiere tener vicepresidenta o prefiere tener ministros». Pons indicó que De la Vega parece haber estrenado en Moncloa una «serie de televisión fresquita» que se llama «La vice me corrige».