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La consagración de Navarra al Inmaculado Corazón de María el 4 de octubre de 2015 renueva la del 27 de septiembre de 1955
El arzobispo de Pamplona y
obispo de Tudela consagra sus dos diócesis, es decir "toda
Navarra", al Inmaculado
Corazón de María,
Reina de misericordia, en su advocación de Santa María la Real
del Sagrario.
Esta consagración ha tenido lugar durante la misa de clausura
del IX Encuentro Nacional de la Divina Misericordia. Y el
arzobispo, don Francisco Pérez, encarga a los fieles asistentes
venidos de toda España: "Al regresar, decídselo a vuestros
obispos".
Carta de Monseñor Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela:
Hace sesenta años, el 27 de septiembre de 1955 se hizo la Consagración de la Diócesis de Pamplona al Inmaculado Corazón de María. Hoy, 4 de octubre de 2015, con motivo de la celebración del IX Encuentro Nacional de la Divina Misericordia, queremos renovar esa consagración.
María en la historia de la salvación, en el misterio de Cristo y de la Iglesia ocupa un lugar privilegiado. Tiene la misión de ser madre de misericordia y medianera de todas las gracias. Ella presenta nuestras súplicas para presentarlas a su Hijo Jesucristo, que es el único Salvador y Él en su gran ofertorio las presente al Padre. Por eso esta consagración tiene un profundo y auténtico sentido eclesial. María es el camino fácil, directo y perfecto que nos lleva a Dios.
Seguimos los ejemplos de los papas que consagraron en repetidas ocasiones el mundo entero a María, últimamente el papa Francisco.
Madre de Dios y Madre nuestra: con la confianza de conseguir nuestros ruegos nos postramos una vez más a tus pies para implorar tu intercesión sobre las diócesis de Pamplona y Tudela encomendadas a nuestros cuidados.
Muchas inquietudes invaden nuestra alma al mismo tiempo que reconocemos con gratitud los beneficios obtenidos por tu intercesión. Vivimos tiempos difíciles, llenos de dificultades, problemas y pruebas de la fe de los cristianos. La sociedad se está alejando de Dios, las costumbres cristianas se deterioran, invade el corazón de los creyentes el desaliento y la desesperanza.
Madre de la Divina Misericordia, en medio de las tormentas del alma concédenos perseverar en una fe pura, fuerte e intrépida, viva, animada por la caridad y misionera. Que nuestra consagración sea anuncio de misericordia para todo el mundo. Ilumine nuestras vidas como los rayos que brotan del corazón de tu Hijo, que entrega hasta la última gota de su sangre por la salvación del mundo. Concede la paz y la libertad a la Iglesia, a todos los pueblos de la tierra y a todos nosotros. Líbranos del error, de la discordia y de todo mal.
Madre de Misericordia; consagramos las diócesis de Pamplona y Tudela a tu Inmaculado Corazón. Te consagramos a nuestros sacerdotes, religiosos y fieles cristianos. Te consagramos a las familias y a todos y cada uno de sus miembros. Te consagramos nuestras inquietudes, trabajos y proyectos apostólicos por la venida del Reino de tu Hijo Jesucristo. Queremos que todo lo que somos y tenemos esté bajo tu protección: nuestra fe, nuestra esperanza y caridad. Te consagramos a todas las personas de buena voluntad para construir juntos la civilización del amor. Prometemos ser dóciles como tú a las inspiraciones del Espíritu Santo.
Agradecidos por tu maternal auxilio te bendecimos como todas las generaciones porque por tu poderosa intercesión la misericordia de Dios dura por los siglos y se hace eficaz entre nosotros. Ponemos nuestras vidas en tus manos para que las lleves a Jesús. Que este año Jubilar de la Misericordia nos ayude a vivir en gracia y que las Obras de Misericordia sean la mejor ofrenda para tu Hijo Jesucristo. Bendice nuestros mejores deseos de hacer el bien. Alimenta nuestra fe, sostén nuestra esperanza y anima nuestra caridad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.