Crónica del siglo XXI

Caamaño sustituye al frente de Justicia a Fernández Bermejo en febrero de 2009

DIARIO DE NAVARRA. AGENCIAS. Madrid Martes, 24 de febrero de 2009

El nuevo ministro de Justicia, Francisco Caamaño Domínguez, ha prometido esta mañana su cargo ante los Reyes en el Palacio de la Zarzuela, en presencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Caamaño, hasta ahora secretario de Estado de Asuntos Constitucionales y Parlamentarios, sustituye al frente de Justicia a Mariano Fernández Bermejo, que presentó ayer su dimisión irrevocable durante una reunión con Rodríguez Zapatero, a quien ya había ofrecido su renuncia la semana pasada, después de que se conociera que había cazado en una finca de Jaén sin tener licencia para ello.

Minutos después de las 10.30 han llegado al salón de audiencias de la Zarzuela Rodríguez Zapatero y Caamaño, quienes han esperado en la sala la entrada de los Reyes para que diera inicio la ceremonia.

Con la mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución Española, abierto por el inicio del título sexto -referido al Poder Judicial-, el nuevo miembro del Ejecutivo ha prometido su cargo.

En la misma mesa, cubierta con un terciopelo rojo, en la que reposaba la Carta Magna, había una edición de la Biblia de la época de Carlos IV, abierta por el Libro de los Jueces, así como un crucifijo de plata sobredorada.

Antes de proceder a la promesa, el jefe de protocolo de la Casa del Rey, Alfonso Sanz Portolés, ha leído el Real Decreto firmado ayer por Don Juan Carlos en el que se nombra a Caamaño sustituto de Fernández Bermejo en la cartera de Justicia.

En esta ocasión, ante la ausencia de un titular de Justicia, ha actuado en la ceremonia como notaria mayor del Reino la directora general de Registros y Notarias, Pilar Blanco.

Una vez concluido el acto formal, que ha durado menos de tres minutos, los Reyes, el presidente del Gobierno y la directora general han felicitado a Caamaño, con quien han intercambiado unas primeras palabras en tono distendido, y han posado junto a él para los medios gráficos.

Don Juan Carlos se ha dirigido también a los numerosos informadores presentes en la sala, a los que ha saludado con una sonrisa y ha bromeado sobre la gran afluencia de medios gráficos que han acudido hoy a la Zarzuela para cubrir este acto.

A continuación, y ya sin presencia de las cámaras, Caamaño ha conversado con los Reyes y el presidente del Gobierno en privado durante unos minutos.

Caamaño Domínguez, que ha desempeñado su cargo de secretario de Estado durante los últimos cinco años y fue el principal "negociador" del Gobierno en la reforma del Estatuto de Cataluña, será el tercer ministro de Justicia de los Gobiernos de Rodríguez Zapatero.

Su antecesor, Mariano Fernández Bermejo, sustituyó en el cargo a Juan Fernando López Aguilar en febrero de 2007 -cuando éste renunció para aspirar a la presidencia del Ejecutivo canario- y se ha convertido en el primer ministro de Rodríguez Zapatero obligado a dimitir por una controversia política, así como en el duodécimo que abandona el Gobierno por distintas causas durante esta etapa.

---------------------

Bermejo se va en plena campaña de acoso del PP y tras perder el apoyo de Zapatero
Afirma que dimite para no perjudicar al Gobierno y al partido

DN MATEO BALÍN . COLPISA. MADRID Martes, 24 de febrero de 2009

Superado por la huelga de jueces y debilitado políticamente por la cacería con el juez Baltasar Garzón, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, no esperó a una futura remodelación de Gobierno y dimitió ayer.

Bermejo comunicó su dimisión al presidente del Gobierno ayer por la mañana, pero su intención irrevocable ya la conocía Rodríguez Zapatero desde el pasado jueves, tiempo suficiente para buscarle un sustituto: Francisco Caamaño, catedrático de derecho constitucional, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y hombre de confianza del propio presidente desde los trabajos de elaboración y negociación del Estatuto de Cataluña.

La salida de Fernández Bermejo se gestó en estas dos últimas semanas y en ella influyeron cuestiones que acabaron por superarle.

La justificación

Primero fue la confirmación de que compartió montería en Jaén, sin silencio y con el juez Baltasar Garzón, lo que le puso en el disparadero de la oposición. Luego se supo que también había cazado en un finca del Estado en Toledo que está protegida. Y en medio de ese chaparrón, la primera huelga judicial de la democracia.

Fernández Bermejo quiso dar la cara ayer, pero lo hizo en una multitudinaria rueda de prensa en la que, sin embargo, no aceptó preguntas. Señaló que no fue al ministerio "a estar pegado al banco" y reconoció un par de veces que sus circunstancias están siendo utilizadas como munición gruesa contra el proyecto socialista y contra el Gobierno, y en estas circunstancias "lo que debe de hacer uno es evitarlo y marcharse a otro lado", en referencia a una nueva etapa que se le abre como diputado en el Congreso. Sereno, aseguró que la mejor defensa para el trabajo político que él y su equipo se habían propuesto cuando llegaron al ministerio es que "otra persona con un nuevo impulso lo continúe".

"Nadie es indispensable y nadie debe estar amarrado a un puesto si no es para servir", concluyo entre aplausos de su equipo.

El episodio de la cacería debilitó su imagen. Ningún miembro del Gobierno salió en su defensa cuando más arreciaron los ataques de la oposición, y algunos socialistas como el candidato a lehendakari Patxi López o el presidente del Congreso José Bono criticaron la torpeza de su actuación.

Pero lo que acabó por defenestrarlo fue el paro judicial del 18 de febrero. Días atrás, Fernández Bermejo había emprendido una campaña personal para "minusvalorar" y, a juicio de los propios convocantes, "desprestigiar y dividir" a la judicatura de cara a la huelga.

Consiguió resquebrajar la unidad de la carrera judicial, pero no frenar el apoyo a la protesta. Su predicción de que el paro iba a ser secundado sólo por "una minoría", algo que sostuvo con la protesta ya en marcha el mismo miércoles, se volvió contra él como un bumerán.

La movilización fue un éxito tanto por el seguimiento -apoyada por el 35% de los jueces según el Poder Judicial; por el 60% según los manifestantes- como por la imagen de fuerza que dieron los jueces con el horizonte puesto en el 26 de junio, fecha en la que está programada la próxima huelga si el Ministerio de Justicia no satisface las demandas incluidas en el documento reivindicativo de la carrera judicial.

Una convocatoria que puede ser mayoritaria y contra la que Bermejo tendría que haber batallado en estos próximos cuatro meses debilitado por sus deslices cinegéticos. Una tarea a priori "compleja", en amable valoración de fuentes gubernamentales.

El día de la huelga, Bermejo se pavoneó ante la oposición y rechazó dimitir porque, dijo, "tengo que trabajar por este país". Pero el jueves comunicó al presidente Zapatero su convicción de que no debía asistir al Consejo de Ministros del día siguiente.

Según fuentes gubernamentales, el presidente rechazó la iniciativa, pero la mecha quedó encendida. Ayer, según colaboradores de Fernández Bermejo, una simple llamada le bastó para obtener inmediata audiencia en La Moncloa. En apenas una hora de conversación la dimisión era un hecho.

Llamada de relevo

Rodríguez Zapatero incluso tenía previsto ya el relevo. En presencia de Bermejo, llamó a Francisco Caamaño, al que sorprendió en plena campaña electoral gallega, a la que había acudido a echar una mano a sus compañeros del PSG.De inmediato, cogió un avión de regreso a Madrid para recoger su despacho en el Ministerio de la Presidencia.

La dimisión obligará a Zapatero a llevar a cabo una mínima remodelación de su segundo gobierno, que tendrá que hacer cuando todavía no se ha cumplido un año de legislatura.

Durante los dos mandatos de Zapatero, sólo Bermejo y Jose Bono, entonces ministro de Defensa, han dimitido por motivos ajenos a renuncias al cargo para concurrir a unas elecciones. Bono dimitió el 7 de abril de 2006 y alegó que quería dejar la "actividad política".