La hominización......Atapuerca...segundo....Tema 1.... La Prehistoria....HISTORIA DE ESPAÑA........HISTORIA UNIVERSAL.........INDEX
El Adán cromosómico Y es de la misma época que la Eva mitocondrial y de ellos desciende toda la humanidad actual, según los hallazgos de 2013 para el Adán cromosómico Y y de 1986 para la Eva mitocondrial

Ardi

Presentada 'Ardi', el ancestro humano más antiguo conocido 

Fuente: http://www.europapress.es/ciencia-00298/noticia-presentada-ardi-ancestro-humano-mas-antiguo-conocido-20091001170749.html

http://www.sciencemag.org/ardipithecus/

  El ‘Ardipithecus ramidus’, una especie de homínido que vivió hace 4,4 millones de años y a cuyo mejor ejemplar fósil los científicos han denominado ‘Ardi’, precede en los inicios de la evolución de los homínidos al ‘Australopithecus afarensis’ como el último ancestro común conocido de humanos y chimpancés. ‘Ardi’, también hembra, precede a ‘Lucy’, el ejemplar mejor conservado de Australopithecus afarensis en aproximadamente un millón de años. 

Los autores señalan que el Ardipithecus está tan plagado de sorpresas anatómicas que nadie podría haberlo imaginado sin evidencias fósiles directas. Toda la información sobre el nuevo homínido se publica en un especial de la revista ‘Science’ de 2.10.2009.

Según los investigadores, el hecho de que las similitudes genómicas entre humanos modernos y chimpancés salieran a la luz al mismo tiempo que se descubrió el ‘Australopithecus afarensis’ probablemente también influyera en la tendencia de pensar en ‘Lucy’ como representativa del último ancestro común de humanos y chimpancés.

Se cree que el último ancestro común compartido por humanos y chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque el Ardipithecus no es en sí mismo este último ancestro común, probablemente compartió muchas de sus características. Hasta el descubrimiento de los nuevos restos de ‘Ardipithecus’, el registro fósil contenía escasas evidencias de otros homínidos más antiguos que el ‘Australopithecus’.

A través de un análisis de cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos, los investigadores han determinado que el ‘Ardipithecus’ tenía una mezcla de características ‘primitivas’ compartidas con sus predecesores, los primates de la época del Mioceno, y características ‘derivadas’, que comparte sólo con los homínidos posteriores.

Debido a su antigüedad, el Ardipithecus conduce a los científicos más cerca del último antepasado común. Sin embargo, muchas de sus características no aparecen en los simios africanos actuales. Según los científicos, es probable que los simios africanos hayan evolucionado ampliamente por separado desde que compartían el último ancestro común con el ser humano. Por ello, chimpancés y gorilas actuales podrían no ser buenos modelos para el estudio de este último ancestro común y para la comprensión de la evolución humana desde entonces.

Entre los equipos de investigadores que han participado en el estudio y descripción de los Ardipithecus está Nuria García del Centro UCM-ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos de Madrid. Junto a la identificación de 109 fósiles de Ardipithecus, que representan a un mínimo de 36 individuos, el grupo de trabajo de García ha identificado entre los fósiles descubiertos a otras dos especies de primates, babuinos y colobinos, y a antílopes de cuernos en espiral, que compartieron territorio y época con Ardi.

‘ARDI’

En uno de los artículos publicados en ‘Science’ Tim White, de la Universidad de California en Berkeley, presenta los principales descubrimientos de la investigación. Los científicos estudiaron 110 especímenes de Ardipithecus procedentes de la cordillera de Afar al noroeste de Etiopia. Al ejemplar mejor conservado los científicos lo han bautizado como ‘Ardi’, una hembra que pesaba 50 kilogramos y medía alrededor del metro y medio y de la que se conserva un esqueleto parcial con gran parte del cráneo, manos, pies, miembros y pelvis.

Ardi tenía un cerebro pequeño, incluso más pequeño que el del Australopithecus y similar al de los bonobos y los chimpancés hembra. Su cara tenía un hocico prominente, lo que le confería una apariencia similar a los simios aunque no se proyectaba tan adelante como la parte inferior de las caras de los simios africanos modernos. Algunas características de su cráneo, como el promontorio sobre el entrecejo, son bastante diferentes a las de los chimpancés.

Hasta ahora, los investigadores habían asumido que chimpancés, gorilas y otros simios africanos modernos habían retenido muchas de las características del último antepasado que compartieron con los humanos, es decir, que este ancestro era mucho más parecido a los simios que a los humanos. Por ejemplo, se habría adaptado a balancearse y colgarse de las ramas de los árboles y quizás caminaba sobre sus nudillos cuando estaba en el suelo.

Sin embargo, el ‘Ardipithecus’ desafía estas teorías. Según sus descubridores, Ardi vivía en un ambiente boscoso, húmedo y más frío de lo que es en la actualidad y existían claros y bosques tapizados por prados. Subía a cuatro patas a las ramas de los árboles, como algunos primates del Mioceno hacían, y caminaba erguida sobre las dos piernas cuando se encontraba en el suelo. No parece que hubiera andado con los nudillos en el suelo o que pasara mucho tiempo balanceándose y colgándose de las ramas, como hacen los chimpancés.

Según los científicos, el ‘Ardipithecus’ caminó sobre dos piernas aunque no de forma tan eficaz como los homínidos posteriores. Un trabajo liderado por C. Owen Lovejoy en la Universidad del Estado de Kent indica que la pelvis del Ardipithecus es particularmente útil para comprender cómo el esqueleto de los homínidos se modificó progresivamente al bipedalismo. Su análisis sugiere que el Ardipithecus pudo también correr pero probablemente con menos velocidad y eficacia que los humanos.

Los dientes y el cráneo del Ardipithecus son bastante diferentes de los del Australopithecus y los simios modernos. El análisis del esmalte dental también indica que Ardi y su linaje tenían una dieta omnívora relativamente diversa que incluía frutas y otros alimentos del bosque como nueces y hojas.

El análisis de sus dientes también sugiere que el ‘Ardipithecus’ era socialmente menos agresivo que los chimpancés y otros simios africanos actuales. Además, el hecho de que los dientes de macho y hembra sean de tamaños similares, a diferencia de lo que sucede en los simios africanos, también indica que estos homínidos podrían haber participado en un sistema social que supusiera menos competición entre los machos.

Los investigadores también proponen que las manos del ancestro más temprano de los seres humanos eran ya relativamente ágiles y que sólo requerían un alargamiento de los pulgares y un acortamiento de los dedos para utilizar y producir herramientas.

-------------------------------------------------------

Lovejoy y el Ardipitecus

La Vanguardia Madrid. (EUROPA PRESS).- 1.10.2009

En una edición especial de Science, un equipo internacional de científicos por primera vez ha descrito minuciosamente a Ardipithecus ramidus, una especie homínida que vivió hace 4.4 millones de años en lo que es Etiopía.

Esta investigación en forma de 11 detallados artículos y sumarios más generales, aparece en la edición del 2 de octubre de 2009 de la revista.

Este paquete de investigación ofrece la primer descripción comprehensiva y revisada en forma colegiada de los fósiles de Ardipithecus, los cuales incluyen el esqueleto parcial de una hembra, llamada Ardi.

Se cree que el último antepasado común compartido por humanos y chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque Ardipithecus no es el último antepasado común, probablemente compartió varias de las características de este antecesor.

Como comparación, Ardipithecus es más de un millón de años más antiguo que Lucy, el esqueleto parcial femenino de Australopithecus afarensis.

Hasta el descubrimiento de los nuevos restos de Ardipithecus, el registro de fósiles contenía escasa evidencia de otros homínidos más antiguos que Australopithecus.

A través de un análisis del cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos, los investigadores han determinado que Ardipithecus tenía una mezcla de rasgos "primitivos" compartidos con sus predecesores, los primates del Mioceno, y rasgos "derivados", que comparte exclusivamente con homínidos posteriores.

Dada su antigüedad, Ardipithecus nos acerca más al aún elusivo último ancestro común. Sin embargo, varios de sus rasgos no aparecen en los simios africanos de la época moderna. Por consiguiente, una conclusión sorprendente es que es probable que los simios africanos hayan evolucionado ampliamente desde que compartimos ese último ancestro común, lo que convierte así a chimpancés y gorilas vivos en pobres modelos para el último antepasado común y para entender nuestra propia evolución desde ésa época. "En Ardipithecus tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección de Australopithecus.

Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus", dijo Tim White de la Universidad de California Berkeley, quien es uno de los principales autores de la investigación "Con un esqueleto tan completo, y con tantos otros individuos de la misma especie en el mismo horizonte temporal, podemos realmente entender la biología de este homínido", dijo Gen Suwa de la Universidad de Toxio, paleoantropólogo del Proyecto y también uno de los principales autores de Science. "Estos artículos contienen una enorme cantidad de datos recolectados y analizados a través de un importante esfuerzo internacional de investigación.

Ellos abren una ventana a un periodo de la evolución humana de la que hemos sabido poco, cuando los homínidos primitivos estaban estableciéndose en África, poco después de separarse del último antepasado que compartieron con los simios africanos", dijo Brooks Hanson, subeditor de ciencias físicas de Science. "Science está encantada de publicar esta riqueza de nueva información, la cual nos da importante nuevo conocimiento sobre las raíces de la evolución homínida y sobre lo que nos hace a los humanos únicos entre los primates", dijo Hanson.

La colección especial de artículos de Science comienza con una ponencia general que resume los hallazgos principales de este esfuerzo de investigación. En este artículo, White y sus coautores introducen su descubrimiento de más de 110 especimenes de Ardipithecus incluyendo un esqueleto parcial con la mayor parte del cráneo, manos, pies, extremidades y pelvis. Este individuo, "Ardi" era una hembra, que pesaba alrededor de 50 kilogramos y medía unos 120 centímetros de altura.

Hasta la fecha, los investigadores han asumido generalmente que los chimpancés, gorilas y otros simios africanos modernos han conservado varios de los rasgos del último antepasado que compartieron con los humanos - en otras palabras, se pensaba que este presunto ancestro era más tipo chimpancé que tipo humano. Por ejemplo, se habría adaptado para balancearse y colgarse de las ramas de los árboles, y quizá anduvo sobre sus nudillos mientras estaba en el suelo. Sin embargo, Ardipithecus cuestiona esos supuestos.

Estos homínidos parecen haber vivido en un entorno boscoso, en donde treparon en cuatro patas a lo largo de las ramas de los árboles - como lo hicieron algunos de los primates del Mioceno - y caminaron, erguidos, en dos patas, cuando en el suelo. No parecen haber sido andadores sobre nudillos, o haber pasado mucho tiempo columpiándose y colgándose de las ramas de los árboles, especialmente como lo hacen los chimpancés. En general, los hallazgos sugieren que los homínidos y los simios africanos han seguido, cada uno, diferentes senderos evolutivos, y que ya no podemos considerar a los chimpancés como "reemplazos" de nuestro último antepasado común. "Darwin dijo que tenemos que ser muy cuidadosos.

La única manera en que vamos a saber realmente a quién se parece este último antepasado común es ir y encontrarlo. Bien, pues de hace 4.4 millones de años encontramos algo bastante cercano. Y, tal y como Darwin entendió, la evolución de los linajes de los simios y el linaje humano ha avanzado independientemente desde la época en que esas líneas se separaron, desde el último antepasado común que compartimos", dijo White.

Esta edición especial de Science incluye un artículo general, tres artículos que describen el entorno en el que habitó Ardipithecus, cinco que analizan partes específicas de la anatomía de Ardipithecus, y dos que abordan lo que este nuevo cuerpo de información científica podría implicar para la evolución humana. En total, 47 autores diferentes de alrededor del mundo contribuyeron al estudio total de Ardipithecus y su entorno.

Los autores principales fueron Tim White, de la Universidad de California, Berkeley, Berhane Asfaw del Servicio de Investigación de Rift Valley en Addis Ababa, Giday WoldeGabriel del Laboratorio Nacional de Los Alamos, Gen Suwa de la Universidad de Tokio, y C. Owen Lovejoy de la Universidad Estatal de Kent. "Estos son los resultados de una misión a nuestro pasado africano profundo", dijo WoldeGabriel, quien también es codirector del Proyecto y geólogo.

-------------------------------------------------------

Artículo original:

Science 2 October 2009:
Vol. 326. no. 5949, pp. 64, 75-86 

Research Articles

Ardipithecus ramidus and the Paleobiology of Early Hominids

Tim D. White,1,* Berhane Asfaw,2 Yonas Beyene,3 Yohannes Haile-Selassie,4 C. Owen Lovejoy, 5 Gen Suwa, 6 Giday WoldeGabriel7

Hominid fossils predating the emergence of Australopithecus have been sparse and fragmentary. The evolution of our lineage after the last common ancestor we shared with chimpanzees has therefore remained unclear. Ardipithecus ramidus, recovered in ecologically and temporally resolved contexts in Ethiopia’s Afar Rift, now illuminates earlier hominid paleobiology and aspects of extant African ape evolution. More than 110 specimens recovered from 4.4-million-year-old sediments include a partial skeleton with much of the skull, hands, feet, limbs, and pelvis. This hominid combined arboreal palmigrade clambering and careful climbing with a form of terrestrial bipedality more primitive than that of Australopithecus. Ar. ramidus had a reduced canine/premolar complex and a little-derived cranial morphology and consumed a predominantly C3 plant–based diet (plants using the C3 photosynthetic pathway). Its ecological habitat appears to have been largely woodland-focused. Ar. ramidus lacks any characters typical of suspension, vertical climbing, or knuckle-walking. Ar. ramidus indicates that despite the genetic similarities of living humans and chimpanzees, the ancestor we last shared probably differed substantially from any extant African ape. Hominids and extant African apes have each become highly specialized through very different evolutionary pathways. This evidence also illuminates the origins of orthogrady, bipedality, ecology, diet, and social behavior in earliest Hominidae and helps to define the basal hominid adaptation, thereby accentuating the derived nature of Australopithecus.

1 Human Evolution Research Center and Department of Integrative Biology, 3101 Valley Life Sciences Building, University of California, Berkeley, CA 94720, USA.
2 Rift Valley Research Service, Post Office Box 5717, Addis Ababa, Ethiopia.
3 Department of Anthropology and Archaeology, Authority for Research and Conservation of the Cultural Heritage, Ministry of Youth, Sports and Culture, Post Office Box 6686, Addis Ababa, Ethiopia.
4 Department of Physical Anthropology, Cleveland Museum of Natural History, 1 Wade Oval Drive, Cleveland, OH 44106, USA.
5 Department of Anthropology, School of Biomedical Sciences, Kent State University, Kent, OH 44240–0001, USA.
6 The University Museum, the University of Tokyo, Hongo, Bunkyo-ku, Tokyo 113-0033, Japan.
7 Earth Environmental Sciences Division, Los Alamos National Laboratory, Los Alamos, NM 87545, USA.
 

Más información: 

Un despliegue de información lo encontraréis en el siguiente link de la revista Science, para descargar artículos os podeis registrar y muchos son de libre acceso.

http://www.sciencemag.org/ardipithecus/