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El Adán cromosómico Y es de la
misma época que la Eva mitocondrial y de ellos desciende toda la
humanidad actual, según los hallazgos de 2013 para el Adán
cromosómico Y y de 1986 para la Eva mitocondrial
Ardi
Presentada 'Ardi', el ancestro humano más antiguo conocido
http://www.sciencemag.org/ardipithecus/
El Ardipithecus ramidus, una
especie de homínido que vivió hace 4,4 millones de años y a
cuyo mejor ejemplar fósil los científicos han denominado
Ardi, precede en los inicios de la evolución de los
homínidos al Australopithecus afarensis como el
último ancestro común conocido de humanos y chimpancés.
Ardi, también hembra, precede a Lucy, el
ejemplar mejor conservado de Australopithecus afarensis en
aproximadamente un millón de años.
Los autores señalan que el Ardipithecus está tan plagado de
sorpresas anatómicas que nadie podría haberlo imaginado sin
evidencias fósiles directas. Toda la información sobre el nuevo
homínido se publica en un especial de la revista
Science de 2.10.2009.
Según los investigadores, el hecho de que las similitudes
genómicas entre humanos modernos y chimpancés salieran a la luz
al mismo tiempo que se descubrió el Australopithecus
afarensis probablemente también influyera en la tendencia
de pensar en Lucy como representativa del último
ancestro común de humanos y chimpancés.
Se cree que el último ancestro común compartido por humanos y
chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque el
Ardipithecus no es en sí mismo este último ancestro
común, probablemente compartió muchas de sus características.
Hasta el descubrimiento de los nuevos restos de
Ardipithecus, el registro fósil contenía escasas
evidencias de otros homínidos más antiguos que el
Australopithecus.
A través de un análisis de cráneo, dientes, pelvis, manos,
pies y otros huesos, los investigadores han determinado que el
Ardipithecus tenía una mezcla de características
primitivas compartidas con sus predecesores, los
primates de la época del Mioceno, y características
derivadas, que comparte sólo con los homínidos
posteriores.
Debido a su antigüedad, el Ardipithecus conduce a los
científicos más cerca del último antepasado común. Sin
embargo, muchas de sus características no aparecen en los simios
africanos actuales. Según los científicos, es probable que los
simios africanos hayan evolucionado ampliamente por
separado desde que compartían el último ancestro
común con el ser humano. Por ello, chimpancés y gorilas
actuales podrían no ser buenos modelos para el estudio de este
último ancestro común y para la comprensión de la evolución
humana desde entonces.
Entre los equipos de investigadores que han participado en el
estudio y descripción de los Ardipithecus está Nuria
García del Centro UCM-ISCIII de Evolución y
Comportamientos Humanos de Madrid. Junto a la identificación de
109 fósiles de Ardipithecus, que representan a un mínimo de 36
individuos, el grupo de trabajo de García ha identificado entre
los fósiles descubiertos a otras dos especies de primates,
babuinos y colobinos, y a antílopes de cuernos en espiral, que
compartieron territorio y época con Ardi.
ARDI
En uno de los artículos publicados en Science Tim
White, de la Universidad de California en Berkeley,
presenta los principales descubrimientos de la investigación.
Los científicos estudiaron 110 especímenes de Ardipithecus
procedentes de la cordillera de Afar al noroeste de Etiopia. Al
ejemplar mejor conservado los científicos lo han bautizado como
Ardi, una hembra que pesaba 50 kilogramos y medía
alrededor del metro y medio y de la que se conserva un esqueleto
parcial con gran parte del cráneo, manos, pies, miembros y
pelvis.
Ardi tenía un cerebro pequeño, incluso más pequeño que el del
Australopithecus y similar al de los bonobos y los chimpancés
hembra. Su cara tenía un hocico prominente, lo que le confería
una apariencia similar a los simios aunque no se proyectaba tan
adelante como la parte inferior de las caras de los simios
africanos modernos. Algunas características de su cráneo, como
el promontorio sobre el entrecejo, son bastante diferentes a las
de los chimpancés.
Hasta ahora, los investigadores habían asumido que chimpancés,
gorilas y otros simios africanos modernos habían retenido muchas
de las características del último antepasado que compartieron
con los humanos, es decir, que este ancestro era mucho más
parecido a los simios que a los humanos. Por ejemplo, se habría
adaptado a balancearse y colgarse de las ramas de los árboles y
quizás caminaba sobre sus nudillos cuando estaba en el suelo.
Sin embargo, el Ardipithecus desafía estas teorías.
Según sus descubridores, Ardi vivía en un ambiente boscoso,
húmedo y más frío de lo que es en la actualidad y existían
claros y bosques tapizados por prados. Subía a cuatro patas a
las ramas de los árboles, como algunos primates del Mioceno
hacían, y caminaba erguida sobre las dos piernas cuando se
encontraba en el suelo. No parece que hubiera andado con los
nudillos en el suelo o que pasara mucho tiempo balanceándose y
colgándose de las ramas, como hacen los chimpancés.
Según los científicos, el Ardipithecus caminó
sobre dos piernas aunque no de forma tan eficaz como los
homínidos posteriores. Un trabajo liderado por C. Owen Lovejoy
en la Universidad del Estado de Kent indica que la pelvis del
Ardipithecus es particularmente útil para comprender cómo el
esqueleto de los homínidos se modificó progresivamente al
bipedalismo. Su análisis sugiere que el Ardipithecus pudo
también correr pero probablemente con menos velocidad y eficacia
que los humanos.
Los dientes y el cráneo del Ardipithecus son bastante diferentes
de los del Australopithecus y los simios modernos. El análisis
del esmalte dental también indica que Ardi y su linaje tenían
una dieta omnívora relativamente diversa que incluía frutas y
otros alimentos del bosque como nueces y hojas.
El análisis de sus dientes también sugiere que el
Ardipithecus era socialmente menos agresivo que los
chimpancés y otros simios africanos actuales. Además, el hecho
de que los dientes de macho y hembra sean de tamaños similares,
a diferencia de lo que sucede en los simios africanos, también
indica que estos homínidos podrían haber participado en un
sistema social que supusiera menos competición entre los machos.
Los investigadores también proponen que las manos del ancestro
más temprano de los seres humanos eran ya relativamente ágiles
y que sólo requerían un alargamiento de los pulgares y un
acortamiento de los dedos para utilizar y producir herramientas.
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Lovejoy y el Ardipitecus
La Vanguardia Madrid. (EUROPA PRESS).- 1.10.2009
En una edición especial de Science,
un equipo internacional de científicos por primera vez ha
descrito minuciosamente a Ardipithecus ramidus,
una especie homínida que vivió hace 4.4 millones de años en lo
que es Etiopía.
Esta investigación en forma de 11 detallados artículos y
sumarios más generales, aparece en la edición del 2 de octubre
de 2009 de la revista.
Este paquete de investigación ofrece la primer descripción
comprehensiva y revisada en forma colegiada de los fósiles de
Ardipithecus, los cuales incluyen el esqueleto parcial de una
hembra, llamada Ardi.
Se cree que el último antepasado común compartido por humanos y
chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque
Ardipithecus no es el último antepasado común, probablemente
compartió varias de las características de este antecesor.
Como comparación, Ardipithecus es más de un millón de años
más antiguo que Lucy, el esqueleto
parcial femenino de Australopithecus afarensis.
Hasta el descubrimiento de los nuevos restos de Ardipithecus, el
registro de fósiles contenía escasa evidencia de otros
homínidos más antiguos que Australopithecus.
A través de un análisis del cráneo, dientes, pelvis, manos,
pies y otros huesos, los investigadores han determinado que
Ardipithecus tenía una mezcla de rasgos "primitivos"
compartidos con sus predecesores, los primates del Mioceno, y
rasgos "derivados", que comparte exclusivamente con
homínidos posteriores.
Dada su antigüedad, Ardipithecus nos acerca más al aún elusivo
último ancestro común. Sin embargo, varios de sus rasgos no
aparecen en los simios africanos de la época moderna. Por
consiguiente, una conclusión sorprendente es que es probable que
los simios africanos hayan evolucionado ampliamente desde que
compartimos ese último ancestro común, lo que convierte así a
chimpancés y gorilas vivos en pobres modelos para el último
antepasado común y para entender nuestra propia evolución desde
ésa época. "En Ardipithecus tenemos una forma no
especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección de
Australopithecus.
Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que
ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es
humano. Es Ardipithecus", dijo Tim White de la Universidad
de California Berkeley, quien es uno de los principales autores
de la investigación "Con un esqueleto tan completo, y con
tantos otros individuos de la misma especie en el mismo horizonte
temporal, podemos realmente entender la biología de este
homínido", dijo Gen Suwa de la Universidad de Toxio,
paleoantropólogo del Proyecto y también uno de los principales
autores de Science. "Estos artículos contienen una enorme
cantidad de datos recolectados y analizados a través de un
importante esfuerzo internacional de investigación.
Ellos abren una ventana a un periodo de la evolución humana de
la que hemos sabido poco, cuando los homínidos primitivos
estaban estableciéndose en África, poco después de separarse
del último antepasado que compartieron con los simios africanos",
dijo Brooks Hanson, subeditor de ciencias físicas de Science.
"Science está encantada de publicar esta riqueza de nueva
información, la cual nos da importante nuevo conocimiento sobre
las raíces de la evolución homínida y sobre lo que nos hace a
los humanos únicos entre los primates", dijo Hanson.
La colección especial de artículos de Science comienza con una
ponencia general que resume los hallazgos principales de este
esfuerzo de investigación. En este artículo, White y sus
coautores introducen su descubrimiento de más de 110 especimenes
de Ardipithecus incluyendo un esqueleto parcial con la mayor
parte del cráneo, manos, pies, extremidades y pelvis. Este
individuo, "Ardi" era una hembra, que pesaba alrededor
de 50 kilogramos y medía unos 120 centímetros de altura.
Hasta la fecha, los investigadores han asumido generalmente que
los chimpancés, gorilas y otros simios africanos modernos han
conservado varios de los rasgos del último antepasado que
compartieron con los humanos - en otras palabras, se pensaba que
este presunto ancestro era más tipo chimpancé que tipo humano.
Por ejemplo, se habría adaptado para balancearse y colgarse de
las ramas de los árboles, y quizá anduvo sobre sus nudillos
mientras estaba en el suelo. Sin embargo, Ardipithecus cuestiona
esos supuestos.
Estos homínidos parecen haber vivido en un entorno boscoso, en
donde treparon en cuatro patas a lo largo de las ramas de los
árboles - como lo hicieron algunos de los primates del Mioceno -
y caminaron, erguidos, en dos patas, cuando en el suelo. No
parecen haber sido andadores sobre nudillos, o haber pasado mucho
tiempo columpiándose y colgándose de las ramas de los árboles,
especialmente como lo hacen los chimpancés. En general, los
hallazgos sugieren que los homínidos y los simios africanos han
seguido, cada uno, diferentes senderos evolutivos, y que ya no
podemos considerar a los chimpancés como "reemplazos"
de nuestro último antepasado común. "Darwin dijo que
tenemos que ser muy cuidadosos.
La única manera en que vamos a saber realmente a quién se
parece este último antepasado común es ir y encontrarlo. Bien,
pues de hace 4.4 millones de años encontramos algo bastante
cercano. Y, tal y como Darwin entendió, la evolución de los
linajes de los simios y el linaje humano ha avanzado
independientemente desde la época en que esas líneas se
separaron, desde el último antepasado común que compartimos",
dijo White.
Esta edición especial de Science incluye un artículo general,
tres artículos que describen el entorno en el que habitó
Ardipithecus, cinco que analizan partes específicas de la
anatomía de Ardipithecus, y dos que abordan lo que este nuevo
cuerpo de información científica podría implicar para la
evolución humana. En total, 47 autores diferentes de alrededor
del mundo contribuyeron al estudio total de Ardipithecus y su
entorno.
Los autores principales fueron Tim White, de la Universidad de
California, Berkeley, Berhane Asfaw del Servicio de
Investigación de Rift Valley en Addis Ababa, Giday WoldeGabriel
del Laboratorio Nacional de Los Alamos, Gen Suwa de la
Universidad de Tokio, y C. Owen Lovejoy de la
Universidad Estatal de Kent. "Estos son los resultados de
una misión a nuestro pasado africano profundo", dijo
WoldeGabriel, quien también es codirector del Proyecto y
geólogo.
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Artículo original:
Science 2 October 2009:
Vol. 326. no. 5949, pp. 64, 75-86
Research Articles
Ardipithecus ramidus and the
Paleobiology of Early Hominids
Tim D. White,1,* Berhane Asfaw,2
Yonas Beyene,3 Yohannes Haile-Selassie,4 C. Owen Lovejoy,
5 Gen Suwa, 6 Giday WoldeGabriel7
Hominid fossils predating the emergence of Australopithecus have
been sparse and fragmentary. The evolution of our lineage after
the last common ancestor we shared with chimpanzees has therefore
remained unclear. Ardipithecus ramidus, recovered in ecologically
and temporally resolved contexts in Ethiopias Afar Rift,
now illuminates earlier hominid paleobiology and aspects of
extant African ape evolution. More than 110 specimens recovered
from 4.4-million-year-old sediments include a partial skeleton
with much of the skull, hands, feet, limbs, and pelvis. This
hominid combined arboreal palmigrade clambering and careful
climbing with a form of terrestrial bipedality more primitive
than that of Australopithecus. Ar. ramidus had a reduced canine/premolar
complex and a little-derived cranial morphology and consumed a
predominantly C3 plantbased diet (plants using the C3
photosynthetic pathway). Its ecological habitat appears to have
been largely woodland-focused. Ar. ramidus lacks any characters
typical of suspension, vertical climbing, or knuckle-walking. Ar.
ramidus indicates that despite the genetic similarities of living
humans and chimpanzees, the ancestor we last shared probably
differed substantially from any extant African ape. Hominids and
extant African apes have each become highly specialized through
very different evolutionary pathways. This evidence also
illuminates the origins of orthogrady, bipedality, ecology, diet,
and social behavior in earliest Hominidae and helps to define the
basal hominid adaptation, thereby accentuating the derived nature
of Australopithecus.
1 Human Evolution Research Center and Department of Integrative
Biology, 3101 Valley Life Sciences Building, University of
California, Berkeley, CA 94720, USA.
2 Rift Valley Research Service, Post Office Box 5717, Addis Ababa,
Ethiopia.
3 Department of Anthropology and Archaeology, Authority for
Research and Conservation of the Cultural Heritage, Ministry of
Youth, Sports and Culture, Post Office Box 6686, Addis Ababa,
Ethiopia.
4 Department of Physical Anthropology, Cleveland Museum of
Natural History, 1 Wade Oval Drive, Cleveland, OH 44106, USA.
5 Department of Anthropology, School of Biomedical Sciences, Kent
State University, Kent, OH 442400001, USA.
6 The University Museum, the University of Tokyo, Hongo, Bunkyo-ku,
Tokyo 113-0033, Japan.
7 Earth Environmental Sciences Division, Los Alamos National
Laboratory, Los Alamos, NM 87545, USA.
Más información:
Un despliegue de información lo encontraréis en el siguiente link de la revista Science, para descargar artículos os podeis registrar y muchos son de libre acceso.