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Ajustes sugeridos en el texto de la Oración de la renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús del 30 de junio de 2019
Señor Nuestro Jesucristo, Redentor del
género humano,
Sacerdote eterno y Rey del Universo:
nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza,
con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria,
honor y alabanza.
Señor Nuestro Jesucristo, Salvador del
mundo,
al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu
Sagrado Corazón,
los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este trono de tus bondades,
para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes
innumerables
que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus
predilecciones.
Señor Nuestro Jesucristo, Hijo de Dios
Vivo,
te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado
Corazón,
el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría
y manantial del que brota la vida eterna.
Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier
otro nombre,
renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años
a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.
Al renovar la consagración de España,
los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo
de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia,
impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del
Evangelio.
Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de
Pedro
a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos
al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos
para llevar a todos el bálsamo de la misericordia que brota de
tu Corazón traspasado.
Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus
heridas nos han curado!
Venga, pues, a nosotros Tu Santísimo Reino,
que es Reino de justicia y de amor.
Reina en los corazones de los hombres,
en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y
de las letras,
y en nuestras leyes e instituciones.
Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés,
para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento
de la fe en España.
Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y
custodiar
los frutos santos de su herencia católica para que pueda
hacerlos crecer
afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y
del futuro.
Líbranos del maligno
y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón.
Que al consagrarte nuestra vida,
merezcamos recibir como premio de ella
el morir en la seguridad de tu amor
y en el regalado seno de tu Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo,
único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.