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Hallan en Arabia multitud de cruces y nombres de mártires cristianos del siglo V

Beirut (AsiaNews/Agencias)-

Una selva de cruces y nombres de mártires en el desierto de Arabia Saudita es el descubrimiento de un grupo franco-saudí de arqueólogos guiados por el profesor Fréderic Imbert. Se datan en el período 470-475, cuando el usurpador Yussuf ordenó la masacre de los cristianos. Un signo de la vasta difusión del cristianismo en la península arábiga hasta la llegada del Islam.

Una selva de cruces esculpidas en las rocas del desierto de Arabia Saudita, signo de la presencia de una vivaz comunidad cristiana alrededor del Siglo V después de Cristo. Es el descubrimiento hecho por un grupo hecho por un grupo franco-saudí de arqueólogos guiados por Frédric Imbert, profesos de la Universida de Aix-Marsella. En una conferencia en la universidad americana de Beirut, de la cual da noticia el Orient-Le Jour, el profesor Imbert expuso sus descubrimientos en las paredes de roca del Jabal Kawkab ("la montaña de la estrella"), en la zona sur de Arabia Saudita, en el emirato de Najran.

La zona se llama Bir Hima o Abar Hima, un nombre "que se refiere a una zona de pozos conocidos desde la antigüedad". Según el arqueólogo, es probable que la zona fuese una zona de descanso para aprovisionarse de agua" para las caravanas que viajaban de Yemen a Najran.

Las cruces, afirma Imbert, "no son la únicas conocidas en Arabia del sur y del este", pero "son sin duda las más antiguas cruces cristianas en un contexto datado en el año 470 de nuestra era".

Con las cruces hay mezclados textos. El conjunto de las inscripciones se extiende por más de 1 km, con una serie de nombres, en una forma que se puede definir una lengua aramea local. Ellas representan una "lengua árabe pre-islámica, o más precisamente, una lengua "nabateo-árabe".

Las inscripciones se colocan en el período del reino himairita de Shurihbil Yakkuf, que ha gobernado Arabia del sur del 470 al 475. Durante su dominio habrían iniciado las persecuciones de los cristianos. Es interesante notar que entre los nombres escritos entre las cruces hay nombres como Marthad y Rabi, ambos inscriptos en la lista de los mártires de Najran, en el así llamado "Libro de los Himairitas".

Para comprender el contexto en el cual las cruces y los nombres fueron ecritos en la roca, el profesor Imbert explicó que a fines de S. III D.C., en Arabia del sur estaba la dinastía himairita, que reinó por 150 años. Esta permaneció neutral entre los dos grandes imperios bizantino y persa, eligiendo al hebraísmo como religión.

Por su parte, el cristianismo se difundió en Arabia a partir de S. IV, pero "es en el S. Vi que se difunde en la región del Golfo, en las regiones costeras de Yemen y y en Najran"

La difusión del cristianismo se realiza gracias a los misioneros persas del Imperio Persa Sasánida y gracias  a los misioneros siríacos (que no aceptaban el Concilio de Calcedonia, sobre las dos naturalezas- divina y humana de Jesucristo). Dos obispos, consagrados en el año 485 y en el 519, pertenecería a la comunidad siríaca, quizás provenientes de Irak.

Hacia el 470-475, Yusuf (Dhu Nuwas) usurpa el trono himaitita. Y es él el que ordena la masacre de los cristianos de Najran. Tal masacre está confirmada por diversas fuentes cristianas. También el Corán menciona en la sura al-Buruk ("las constelaciones").

Los cristianos sobrevivientes envían un pedido a Khaleb, rey de Etopía, que envía una expedición militar en socorro de los perseguidos. El ejército de Yusuf es derrotado, a Yusuf lo matan y se instaura en Arabia un reino cristiano. Tal reino será un protectorado etíope hasta la conquista del islam.

Para Fredéric Imbert, las cruces y las inscripciones, son "el más antiguo libro de los Árabes", escrito "en las piedras del desierto", una página de historia de los Árabes y del cristianismo".

(Foto. F. Imbert).

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Los cristianos de la Arabia preislámica

May Makarem/L´Orient Le Jour ReL 4 febrero 2015 Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares. Publicado originariamente en francés en L´Orient Le Jour

En el siglo V, en una Arabia donde los reyes de Himyar otorgaban su apoyo al judaísmo, una comunidad cristiana dejó su huella grabando cruces bien visibles en el corazón del desierto.

A través de los epígrafes de una comunidad cristiana en el sur de Arabia, del siglo V, Frédéric Imbert ha llevado a su auditorio no sólo a las fuentes del cristianismo en Arabia, sino también a las fuentes mismas de la escritura árabe.

Especialista en epigrafía árabe e islámica, profesor en la Universidad de Aix y miembro de la misión franco-saudí de prospección en el emirato de Najrân, en el sur de Arabia, Imbert ha presentado en una conferencia en el Museo de la Universidad Americana de Beirut los descubrimientos realizados en la zona de Jabal Kawkab (la montaña del Astro) donde las paredes rocosas han revelado distintas inscripciones de cruces, pero también miles de grabados rupestres de todas las épocas, desde la prehistoria a la época islámica, y que se extienden en una zona de varios kilómetros.


Algunas epigrafías en roca estudiadas por Imbert

Las cruces de Bir Hima
Las antiguas inscripciones de la comunidad cristiana fueron descubiertas en enero de 2014
en el sur de Jabal Kawkab, en el sector de Hima, llamado también Bîr ?ima o ?bar ?ima, «denominaciones que reenvían a una zona de pozos conocidos desde la más lejana Antigüedad».

El lugar, situado sobre la antigua vía que unía el Yémen con Najran sin pasar por el gran desierto de Rub´ al-Khalî era «una parada obligatoria para el abastecimiento de agua». No lejos de estos pozos, el conferenciante ha descubierto varias inscripciones grabadas en las rocas, «la parte grabada girada hacia lo alto». Su mirada ha sido atraída por «la calidad del grabado y la tipología de los caracteres», como también por «el tamaño ostentoso» y las distintas formas de las cruces grabadas, asociadas sistemáticamente a los textos.

«Es cierto que no son las únicas cruces conocidas en el sur y este de Arabia, pero se trata sin duda de las cruces cristianas más antiguas, remontándose al 470 de nuestra era», subraya Frédéric Imbert.

Sin embargo, no se ha encontrado ningún resto edificado en el lugar. Y el conjunto de las inscripciones, que se extiende en más de un kilómetro, sólo proporciona algunos nombres. No hay ni frases construidas ni textos que relatan un acontecimiento. La identificación de la lengua es, por lo tanto, aleatoria.

«Pensamos, a través de ciertas palabras, que se trata de una forma tardía y tal vez local de arameo», indica. En lo que respecta a la lectura de los nombres, el resultado no es inmediato.

Por ejemplo: «Yawnan bar Malik(w) no lleva ningún punto diacrítico y puede leerse también ?awban, pero nosotros creemos que se lee más bien como Yawnan, tal como sugiere el experto en onomástica Ibn Makula en su obra al-Ikmal», explica el conferenciante, precisando que en el contexto cristiano, se trata de la forma antigua de Yunus o Jonás. Por lo tanto, podemos leer «Jonás hijo de Malik ».

[El arabe tiene solo tres vocales y además no se escriben cuando son cortas, por lo que una escritura sin diacríticos -es decir, sin vocales escritas- es muy difícil de interpretar sin contexto. Nota de ReL].

A continuación, refiriéndose al calendario anterior al Islam propuesto por «Mu?ammad b. al-Mustanir, denominado Qu?rub (m. 206/821), gramático de al-Ba?ra», él subraya que «burak» corresponde al actual mes de la hégira Dhâ l-Hijja. Respecto a la fecha, ésta correspondería, según el sistema de numeración nabateo, al año 470 de nuestra era.

Inicio de las persecuciones
Las inscripciones datarían del reino del soberano himyarita Shuri?bi´il Yakkuf, que gobernó el sur de Arabia del 470 al 475. Bajo su reinado empezaron las persecuciones a los cristianos. Las inscripciones revelan además los nombres de Marthad y de Rabi´, inscritos en la lista de los mártires de Najrân, en el Libro de los Himyaritas.

La escritura nabateo-árabe, una escritura de transición
En lo que respecta al registro de la escritura, el especialista es prudente. Según él, «la inscripción se parece a la del árabe, por lo que podríamos caer en la tentación de llamarla «escritura árabe pre-islámica»; pero esto, sin duda, sería correcto en parte en la medida en que no estamos seguros de que se trata puramente de la lengua árabe, ignorando así la forma de ciertos caracteres que se acercan más a la escritura nabatea tal como la conocemos en el norte de Arabia. Es por esto que es preferible denominarla escritura nabateo-árabe», dice el Profesor Imbert.

[Los nabateos eran el pueblo árabe que controlaba la famosa ciudad de Petra, excavada en la roca, en la actual Jordania. Quedan restos de su escritura y se debate su relación con el alifato o alfabeto árabe clásico. Nota de ReL]

El profesor añade que «hasta ahora, pensábamos que la escritura árabe derivaba del siríaco (escritura utilizada en los ambientes cristianos de Siria y del Bajo Irak), pero algunos están convencidos de que podría derivar del nabateo tardío». El conferenciante recuerda que en estos últimos años los trabajos realizados por la investigadora del CNRS Oriente y Mediterráneo Laïla Nehmé, en el norte de Arabia y alrededor de Mada´in ?alih, han demostrado la existencia de una escritura de transición, el nabateo-árabe, algunos caracteres de la cual ya muestran la evolución hacia las formas conocidas de la escritura árabe que nosotros conocemos.

La masacre de los cristianos de Najrân
Para entender el contexto en el que fueron producidos estos escritos, Frédéric Imbert expone una pequeña historia de la zona, explicando que al final del siglo III d.C. la dinastia himyarita, que reinó durante 150 años, afirma su neutralidad entre los grandes imperios bizantino y persa, eligiendo el judaísmo.

Por otra parte, el cristianismo se había expandido en Arabia a partir del siglo IV, pero «es en el siglo VI cuando alcanzó su auge en la región del golfo Pérsico, en las regiones costeras del Yemen y en la de Najrân. Uno de los factores importantes de su difusión fue la actividad misionera de los cristianos hacia el imperio persa sasánida y las de los misioneros siríacos monofisitas hostiles al concilio de Calcedonia (451), que son los que parecen tener responsabilidades eclesiásticas en Najrân. Entre el 485 y el 519 son consagrados dos obispos».

Pero un golpe de estado instala en el trono himyarita a un usurpador que toma el nombre de Yûsuf/ José llamado también Dhu Nuwas. Él es quien ordena la masacre de los cristianos de Najrân.



San Aretas no era clérigo, sino príncipe en Nagrán, 
y le mató -junto a 340 compañeros según el Martirologio
Romano- el usurpador de Himyar; también el Corán recuerda y condena la matanza


Esta matanza está confirmada por distintas fuentes, entre ellas las Actas de San Aretas Mártir, obra publicada en las Monografías, y los textos epigráficos escritos en árabe meridional por un general del rey Yusuf Dhu Nuwas, que evoca claramente los acontecimientos. También el Corán se hace eco en la sura al-Burug (las Constelaciones).

Ante la llamada de ayuda de los cristianos supervivientes, y turnándose con el emperador bizantino, el rey de Etiopía, Kâleb, forma una expedición militar para socorrer a los perseguidos. [Etiopía era entonces, como hoy, un país cristiano. Nota de ReL]Su ejército derroca y ejecuta a Yûsuf, que es reemplazado por un nuevo rey cristiano. El sur de Arabia se convierte en protectorado etíope, permaneciendo tal hasta la conquista del Islam.



Un San Jorge en Aksum, Etiopía... entonces, como hoy, era un país cristiano ortodoxo; Aksum era un reino poderoso que colocaba gobernadores o reyes títeres en el sur de Arabia

¿De dónde procede esta comunidad?
Es posible que esta comunidad cristiana procediera de Irak y más concretamente de al-Hira, «ciudad árabe de tradición cristiana, polo de cristianización de las orillas del golfo Pérsico y que ya tenía dos episcopados y dos iglesias. Su orientación teológica podría ser la de los nestorianos de al-Hîra, pero es difícil de demostrar», dice el conferenciante, recalcando que dicha comunidad había adoptado una lengua y una escritura (el arameo y el nabateo-árabe) que no son las del reino de Himyar, es decir, el árabe meridional y el idioma sabeo (o sabáico).

El libro más antiguo de los árabes
Para concluir, Frédéric Imbert señala que todo el contexto epigráfico de Hima y de la zona de Jabal Kawkab es problemático porque esta región hace alarde de miles de representaciones humanas y animales, versículos, cruces, versos de poesías, textos en árabe, en árabe meridional, en thamud o en nabateo. «Nosotros trabajamos sobre lo que yo llamo "el libro más antiguo de los árabes", un libro escrito sobre las piedras del desierto por hombres que vivieron en una época en la que una cierta forma de monoteísmo se ponía en práctica en el dolor y la oposición, las masacres y las guerras. Hoy, es una página de la historia de los árabes y del cristianismo que nosotros intentamos descubrir y que hay que ir a buscar en el sur de Arabia».

(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares. Publicado originariamente en francés en
L´Orient Le Jour)