....CRISTIANDAD FUTURA... ...Hispanidad Futura. ...
Aprobado un milagro del venerable Juan de Palafox, obispo de Osma
Nicolás de Cárdenas/ReL 9 febrero 2010
La comisión cardenalicia encargada de examinar la causa de Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Osma en el siglo XVII, ha aprobado un milagro atribuido al hasta ahora venerable, que abre las puertas a su próxima beatificación.
Según se informa desde la propia diócesis,
Benedicto XVI firmará el decreto de aprobación antes de la
solemnidad de la Pascua, el próximo mes de abril, y desde
entonces se empezará a trabajar en los preparativos de la
ceremonia de beatificación. Se trata de la primera ocasión
desde san Pedro de Osma, que un obispo de la diócesis es elevado
a la gloria de los altares.
El milagro aprobado
Los hechos del milagro aprobado se remontan al mes de
noviembre de 1766 cuando el párroco de la diócesis de
Osma, Lucas Fernández de Pinedo, con 66 años (una
edad alta para aquella época), había sido desahuciado por los
médicos tras una larga lucha con una enfermedad que
probablemente sería tuberculosis, entonces incurable.
Cuando ya se había despedido de todos sus allegados, tenía
redactado el testamento y había recibido los postreros
sacramentos, un sobrino suyo, también sacerdote, le entregó una
reliquia de Palafox. fue entonces cuando Fernández de
Pinedo venció el insomnio que le mantenía en vela
desde hacía semanas, desaparecieron los síntomas y,
en cuatro horas, estaba de nuevo sano.
Una suerte de san Agustín
Como san Agustín, Juan de Palafox y Mendoza tuvo una conversión
radical desde una vida disoluta, llena de poder y, como él
mismo reconoce en sus escritos, «todo género de
vicios, de entretenimientos y desenfrenamiento de las pasiones».
Juan de Palafox gobernó por encargo de su padre el marquesado de
Ariza y muerto su padre, en 1625, asumió la tutoría
de sus tres hermanastros. Acudió a las Cortes de Aragón
convocadas por Felipe IV y el conde duque de Olivares le
promocionó a fiscal del Consejo de Guerra y, más tarde,
del Consejo de Indias. En esos años fue en los que llevó
una vida disoluta y desenfrenada.
Pero la grave enfermedad de su hermana y la muerte de
personas admiradas por él, le hicieron
exclamar: «Mira en qué paran los deseos humanos,
ambiciosos y mundanos». La conversión fue radical y
se impuso una intensa penitencia voluntaria. En 1629 fue
ordenado sacerdote, y a finales de los años 30 del siglo
XVII fue nombrado obispo de Puebla de los Ángeles
(México) y Virrey de Nueva España.
Después de una intensísima labor en América, regresó a
España pasados los años 40, donde vivió hasta fenecer el 1 de
octubre de 1659. En su testamento, Palafox afirma: «La cama
en que muero doy al hospital, para que de lo que procediese, se
socorra a los pobres; quiero morir en la cárnica pobrecica con
que solía vivir, o si no, en el suelo, reconociendo la humildad
con que debe acabar criatura tan miserable y a imitación de mi
Señor Jesucristo, que murió en una cruz por mí».