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El secretario general de la Conferencia Episcopal proclama en 2009 que no puede haber un sistema jurídico justo ni una legislación civilizada que dé curso legal a quitar la vida a un ser humano inocente

LIBERTAD DIGITAL, efe, sábado, 2009-12-12

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha planteado que el aborto sea considerado un delito y ha subrayado que la doctrina de la Iglesia en relación al proyecto de ley del aborto "no va contra nadie ni contra ningún partido".

"No se entiende que quitar la vida de un ser humano inocente no pueda ser un delito", ha dicho el viernes, 11.12.2009, en rueda de prensa el obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino.

El obispo auxiliar de Madrid, junto al obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Juan José Omella, han presentado a los medios la declaración "Ante la crisis moral y económica", que fija la posición de la Iglesia ante las causas y las víctimas de la crisis económica

En el turno de preguntas posterior a la presentación, Martínez Camino ha opinado que "el pecado gravísimo del aborto es un delito, y hay que decir que una cosa es el pecado y otra el delito; y es verdad que no todo lo que es pecado tiene que ser siempre delito".

"¿Puede alguna legislación civilizada considerar que quitar la vida a un ser humano inocente no es un delito?", se ha preguntado a continuación Martínez Camino.

El portavoz ha añadido que este "gravísimo pecado del aborto ha de ser en cierta manera recogido como una situación que legalmente no pueda ser aceptada; no puede haber un sistema jurídico justo que dé curso legal a quitar la vida a un ser humano". Además ha criticado que en el proyecto de ley del aborto, la lesión "grave" al derecho a la vida "pretenda ser considerado como un derecho".

"¿Como puede ser un derecho lesionar el derecho a la vida?; eso es un contrasentido moral y jurídico", ha manifestado con rotundidad. A su vez, ha reconocido que a la hora de aplicar la doctrina de la Iglesia en relación a temas como el aborto pude haber "defectos" y ha insistido en que "no es contra nadie en particular, ni se ha elaborado contra un partido o contra una persona".

Por otro lado, ha recalcado que no se puede quitar la vida a un ser inocente bajo "ninguna circunstancia" y que "nadie que atienda a los imperativos de la razón lo puede apoyar, y si lo hace no puede comulgar".

En relación al documento de la CEE "Ante la crisis moral y económica", leída por Omella, los obispos expresan en él su convicción de que las causas de la grave situación tienen su origen en la "pérdida de valores humanos, la falta de honradez, la codicia -que es la raíz de todos los males- y la carencia de control de las estructuras financieras".

A su vez, opinan que la citada crisis tiene una incidencia especial en las familias numerosas y los jóvenes y denuncian la "escasa protección social de la familia y las políticas antinatalistas que son perniciosas para la sociedad y que tendrán efectos económicos perjudiciales para las generaciones futuras".

También creen que incide especialmente sobre los inmigrantes, los pequeños y medianos empresarios, así como los ganaderos y los agricultores. En relación a los inmigrantes apuntan que la recién aprobada Ley de Extranjería "restringe" los derechos que afectan decisivamente a su dignidad.

A su vez, piden aprovechar la crisis como "ocasión de discernimiento" y de actuación esperanzada "para cada uno de nosotros, para los responsables públicos y para las instituciones", que pueden "contribuir a una salida de ella".

Omalla también ha opinado que la actual crisis no solo es de "trabajo y de dinero" si no que también lo es "moral y antropológica" y que todos los sistemas económicos "tienen cosas buenas y malas, aciertos y desventajas". "Tiene que haber una reconversión moral también en la economía", ha aseverado el Obispo de Calahorra y de La Calzada-Logroño, que ha reflejado la propuesta de la CEE de impulsar "un nuevo dinamismo laboral que nos comprometa a todos a favor de un trabajo decente que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer".

Declaración de la Conferencia Episcopal Española ante la crisis moral y económica

Conferencia Episcopal Española

XCIV ASAMBLEA PLENARIA (27 DE NOVIEMBRE DE 2009)

CEE/InfoCatólica 2009-12-11

La Conferencia Episcopal Española ha dado a conocer hoy su «Declaración ante la crisis moral y económica». Los obispos aseguran que «ante las dificultades económicas y sociales de tantas familias y víctimas de la crisis, nosotros, pastores de la Iglesia que peregrina en España, con esta declaración queremos transmitir una palabra de aliento y de esperanza». Advierten que no pretenden dar soluciones técnicas sino una visión basada en la doctrina social de la Iglesia. La crisis, afirman, «tiene su origen en la pérdida de valores morales, la falta de honradez, la codicia, que es raíz de todos los males».

La Declaración asegura que es «especialmente significativa la incidencia de la crisis en las familias, sobre todo en las familias numerosas y en los jóvenes. El contexto socioeconómico actual nos muestra una tasa de desempleo disparada, hasta el punto de que hay muchos hogares que tienen a todos sus miembros activos en desempleo, que no reciben ingresos ni del trabajo ni de las prestaciones sociales».

Los obispos afirman que «la escasa protección social de la familia y las políticas antinatalistas son perniciosas para la sociedad y tendrán efectos económicos perjudiciales para las generaciones futuras».

También se tiene en cuenta que «los pequeños y medianos empresarios, así como los agricultores y ganaderos, viven en una angustiosa situación económica, asistiendo con impotencia a la destrucción de empleo y cierre de sus empresas, perjudicando gravemente a sus familias, su patrimonio y al mismo progreso de la sociedad».

Igualmente, la jerarquía católica española advierte que, precisamente ahora, no se puede dejar fuera de la cobertura social a la población emigrante que «con su trabajo y con sus servicios, en tiempos de prosperidad, a nuestro desarrollo y bienestar, aumentaron considerablemente los recursos de nuestro país, de la caja de la Hacienda pública y de la Seguridad Social, animaron el consumo, el mercado de la vivienda y la vida laboral en general». Además, los obispos piden «un trato humano y solidario con los emigrantes, pues la recién aprobada Ley de Extranjería restringe derechos que afectan decisivamente a su dignidad como personas».

No hay verdadero desarrollo sin Dios

El documento de la CEE cita en repetidas ocasiones la última encíclica del Papa Benedicto XVI, Caritas in veritate, para recordar que Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre y que, precisamente el primer capital a salvar y valorar es el ser humano, la persona, en su integridad.

No basta con ser conscientes de la crisis

Los obispos advierten de que «no basta contemplar la realidad compleja, sometida a una crisis muy grave; ni basta tomar conciencia de los problemas que está ocasionando. Es imprescindible un profundo sentimiento de solidaridad con todos los que sufren. Hay problemas derivados de esta crisis que están exigiendo una respuesta inmediata».

Para los prelados «una de las preocupaciones más graves tiene que ver con la ocupación y el empleo. No son fáciles ni de aplicación inmediata soluciones que sean verdaderamente eficaces. La pobreza y el desempleo degradan la dignidad del ser humano. Por ello es necesario impulsar un nuevo dinamismo laboral que nos comprometa a todos en favor de un trabajo decente».

Derecho a la vida

La Declaración de los obispos españoles recuerda, citando a la última encíclica del Papa, que «la aspiración a lograr un desarrollo integral requiere una renovación ética de la vida social y económica que tenga en cuenta el derecho a la vida: “La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo. Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social”».

Acción de la Iglesia ante la crisis y reflexión final

En el documento se subraya igualmente la gran labor social que la Iglesia hace desde sus instituciones, especialmente Cáritas y Manos Unidas: «En un mundo globalizado, donde los pobres sufren la peor parte, la Iglesia renueva su compromiso con ellos. Y lo hace porque este compromiso brota de su misma entraña de misericordia, de la fe y de su misión evangelizadora. En efecto, Jesús vino a anunciar la Buena Nueva a los pobres, reclamando también de ellos la conversión y la fe».

Por último, para los obispos españoles «es urgente un discernimiento sobre las decisiones de gasto tanto de los poderes públicos como de las familias y de cada uno en particular». Animan a «fomentar la responsabilidad hacia el bien común y hacia las víctimas más afectadas por esta situación». Aseguran que «promover actitudes cristianas para el compartir es especialmente necesario en esta coyuntura», y  por ello, urgen «a las comunidades cristianas a que compartan sus bienes con los afectados por la crisis». «Algunos –recuerdan los obispos– ya lo han hecho donando el 1% de sus ingresos como un signo de su compromiso con los pobres. Por nuestra parte, la Conferencia Episcopal
Española, a través de Cáritas, se dispone a entregar un porcentaje que este año será del 1,5% del fondo común interdiocesano».